Portada  |  19 noviembre 2025

80% de pacientes siguen dietas de redes sociales sin aval médico: impulsan una ley regulatoria

El Dr. Fabio Nachman advierte sobre los peligros de la desinformación médica en plataformas digitales y propone un marco regulatorio para proteger a los pacientes.

Actualidad

Por: Caro Hernández Cufré 

El Dr. Fabio Nachman advierte sobre los peligros de la desinformación médica en plataformas digitales y propone un marco regulatorio para proteger a los pacientes. La desinformación en salud que circula por redes sociales dejó de ser un problema menor para convertirse en una amenaza real que se cobra vidas.

Fabio, cuya especialidad es gastroenterología,  ha sido testigo directo de las consecuencias devastadoras de esta problemática en su consultorio y decidió tomar cartas en el asunto impulsando un proyecto de ley que busca regular el contenido sanitario en plataformas digitales.

El Origen de una Cruzada Legislativa

"La realidad es que la situación es preocupante porque las víctimas son muchas veces los pacientes", advierte el especialista al explicar qué lo motivó a impulsar esta iniciativa. La desesperación de personas que no encuentran respuestas a sus problemas de salud las convierte en presa fácil de "soluciones mágicas" y tratamientos sin sustento científico que circulan viralmente en internet.

Los casos más alarmantes son aquellos en los que pacientes con diagnósticos graves abandonan tratamientos médicos comprobados para seguir recomendaciones pseudocientíficas. "En esto se pierden vidas", sentencia Fabio con contundencia.

El médico comparte casos que ilustran la gravedad del problema. Una mujer de 50 años con sobrepeso que buscaba mejorar su salud terminó en terapia intensiva con una encefalopatía causada por la deficiencia de una vitamina específica, tras seguir recomendaciones de medicina alternativa. "Una persona que tenía una calidad de vida normal se encuentra inválida, sin poder contener el fin, tres canales. Es lastimoso y genera mucho dolor", relata conmovido.

Particularmente preocupante es la situación de pacientes oncológicos que abandonan la quimioterapia seducidos por promesas de "tratamientos naturales" como jugos de zanahoria o ayunos intermitentes. "Cuando sabemos las excelentes respuestas que se están teniendo hoy en día a los tratamientos oncológicos, estos pacientes terminan muy deteriorados, desnutridos, mientras el tumor avanza", explica.

Una epidemia de exclusiones alimentarias

En su especialidad, Fabio observa un patrón alarmante: entre el 80 y 90% de sus pacientes llegan al consultorio habiendo autoexcluido alimentos básicos como gluten, lácteos o azúcar, sin indicación médica alguna. Muchos se auto diagnostican condiciones como el SIBO (sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado) basándose en información que consumen en redes sociales.

"Llegan prácticamente todos con estas exclusiones, obviamente con muy mala calidad de vida, siguen girando por todos lados porque justamente van buscando una respuesta", describe el especialista. Además, advierte que el problema se agrava porque estas restricciones sin fundamento generan mayor pobreza de la microbiota intestinal, perpetuando los síntomas en una espiral descendente.

Detrás de muchos de estos casos se esconden también trastornos de conducta alimentaria que encuentran en supuestos diagnósticos médicos virales una justificación para sus restricciones.

La propuesta: Regular sin Censurar

El proyecto de ley presentado en la Legislatura porteña por iniciativa de Fabio, y apoyado por la legisladora Jessica Barreto, propone un sistema de monitoreo del contenido de salud en redes sociales basado en dos pilares fundamentales:

  1. Acreditación profesional: Establecer que quienes emitan recomendaciones de salud deben contar con títulos habilitantes.

  2. Comité de evaluación: Conformar un grupo de especialistas de diversas áreas que evalúe la veracidad y las fuentes del contenido que circula en redes sociales.

"Hoy se tomó de moda la evidencia científica también", observa Fabio, "pero no todos los papers tienen robustez para que sea una indicación de algo". El especialista señala que muchas veces se citan estudios sacados de contexto, experimentales en animales presentados como aplicables a humanos, o que directamente dicen lo opuesto a lo que se afirma.

El proyecto también fue llevado al Senado de la Nación, donde se busca actualizar una legislación que quedó obsoleta. La iniciativa se inspira en experiencias internacionales: Francia implementó medidas similares hace dos años, llegando incluso a prisión para quienes difunden información falsa en salud; los países nórdicos también avanzan en este sentido; y China recientemente exigió títulos profesionales para divulgar contenido sanitario.

Cuando los profesionales "caen" en la viralidad

Uno de los aspectos más preocupantes que destaca el médico es cómo incluso profesionales de la salud se ven influenciados por mensajes virales sin sustento científico sólido.

"Especialistas en oncología están recomendando evitar el azúcar para que el tumor no crezca, basándose en un premio Nobel de hace un siglo que está absolutamente desactualizado", ejemplifica con preocupación. "Un endocrinólogo o un reumatólogo desaconseja el consumo de lácteos o gluten, pensando que puede ser el disparador de una enfermedad autoinmune, cuando no hay evidencia robusta que lo sustente".

Para Fabio, esto subraya la necesidad de que los profesionales tengan "una base sólida de formación y conozcan cómo interpretar la evidencia científica que tiene realmente valor".

La Investigación al Alcance de Todos

Nachman desmitifica la idea de que la investigación científica es patrimonio exclusivo de universidades extranjeras o requiere grandes financiamientos. "No es más que generarse una hipótesis, tener un planteo, armar un protocolo, estudiarlo, ejecutarlo", explica.

Mirando hacia adelante, Fabio anticipa que una vez aprobada la ley será necesario afinar algunos requisitos, particularmente para los profesionales que hagan divulgación: "Evitar el comercio y la financiación de las cuentas me parece importante. No tener ningún tipo de financiamiento, ni estar haciendo ningún tipo de publicidad, solo la intención de la divulgación científica en el caso de medicina".

La propuesta busca un equilibrio delicado: proteger a los pacientes de información peligrosa sin coartar la legítima divulgación científica, estableciendo que quienes hablen de salud en plataformas masivas tengan tanto la formación como la ética profesional necesarias para hacerlo responsablemente.

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