Portada  |  27 noviembre 2025

Cómo el bullying afecta la autoestima femenina

El bullying es una experiencia que deja huellas profundas en la subjetividad femenina, marcando la forma en que una mujer se ve a sí misma, se relaciona con el mundo y construye su autoestima. Desde la psicología analítica, estas heridas tempranas pueden convertirse en la base de un complejo de inferioridad que actúa como sombra, limitando la expresión auténtica del ser.

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Por Lic. Adriana Sandro* 

Si bien el bullying suele asociarse con el ámbito escolar, compañeros que humillan, maestras que ridiculizan, burlas por la apariencia o la forma de hablar, también aparecen con frecuencia en el entorno familiar. Comentarios acerca del cuerpo, el peso, el color de piel, la estatura, la forma de la nariz o incluso el nombre propio pueden convertirse en verdaderos dardos psíquicos.

Estas situaciones, repetidas y normalizadas, se inscriben en el inconsciente con la fuerza de una marca. Las niñas aprenden a mirarse a través de los ojos que las criticaron.

“Las heridas infantiles no resueltas suelen manifestarse en patrones de vida repetitivos en la edad adulta”, expresa Marie-Louise von Franz, analista junguiana y erudita suiza, reconocida por sus interpretaciones psicológicas de cuentos de hadas y manuscritos alquímicos.

Y esos patrones suelen sentirse como elecciones fallidas, bloqueos, inseguridades o la sensación de no ser suficiente.

Cómo impacta en la vida adulta: vínculos, trabajo y autoimagen

La mujer que sufrió bullying puede, sin darse cuenta, repetir dinámicas de desvalorización en sus relaciones de pareja, aceptar malos tratos o conformarse con vínculos donde no es vista ni valorada, reflexiona la Lic. Elizabeth Schulz, sexóloga clínica, presidenta de la Federación Sexológica Argentina y directora del Instituto Carmenta de Psicología y Sexualidad Femenina.

En el ámbito laboral, el trauma temprano puede reactivarse ante un rechazo en una entrevista, una crítica del jefe o una situación de discriminación. La herida vuelve a abrirse, como si la niña de 8 o 12 años volviera a sentir que no la eligen en el equipo de deporte o que se ríen de su ropa.

Desde una óptica posjunguiana, el psicólogo clínico y psicoanalista miembro del Centro Jung de Maine en Brunswick Donald Kalsched escribe cómo la vergüenza y el sentimiento de inferioridad funcionan como defensas internas, protegiendo a la persona del dolor, pero también limitando su expansión vital y su relación con el propio cuerpo.

 

Ejemplos clínicos: cuando la herida tiene nombre

María, de 34 años, llegó a terapia refiriendo una profunda inseguridad al momento de postularse para ascensos laborales. Durante su infancia había sido objeto de burlas constantes por su contextura física y su acento. Aquellas voces quedaron grabadas en su diálogo interno: “No doy la talla”, “No soy suficiente”, “No voy a poder”, explica la Lic. Elizabeth Schulz.

Con trabajo terapéutico, ejercicios de autocompasión y el reconocimiento consciente de su historia, María pudo desmantelar esas voces y construir una narrativa más real y amorosa sobre sí misma.

Laura, de 41, fue criada en una familia donde los comentarios sobre su cuerpo eran frecuentes: “estás gordita”, “esa nariz no te favorece”, “¿por qué no sos más femenina?”. Esos mensajes, repetidos durante años, dañaron su autoestima y la llevaron a elegir parejas que reforzaban ese mismo trato despectivo. Su proceso terapéutico, centrado en la integración de la sombra y el trabajo con el cuerpo, la ayudó a reconocer su valor y a poner límites por primera vez en su vida.

Estas historias ilustran que el bullying no es solo un episodio aislado, sino una narrativa interna que se actualiza una y otra vez… hasta que se trabaja.

Para la sanación y fortalecimiento interior, Schulz propone prácticas como la autoobservación compasiva, la escritura reflexiva, realizar una práctica corporal y simbólica y recurrir a redes terapéuticas y comunitarias.

Adriana Sandro es Psicóloga UBA y Periodista en Telefe Noticias. Especialista en Trastornos de la alimentación y Sexología clínica - MN 53315   

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