Portada  |  02 enero 2025

¿Cómo evitar problemas de salud frecuentes en destinos turísticos?

El ABC para un verano sin quemaduras, descomposturas, picaduras ni otros inconvenientes.

Actualidad

Arrancan las vacaciones de verano y programar los viajes con tiempo permite evitar complicaciones, para lo cual es importante revisar los requisitos del lugar de destino y tomar recaudos médicos. Especialistas del Hospital de Clínicas de la UBA hablan sobre cómo prevenir problemas frecuentes durante las estadías turísticas, como la diarrea del viajero, enfermedades que se transmiten por picadura de mosquitos y quemaduras de sol, entre otras. 

Diarrea del viajero:

“Esta enfermedad se produce por la presencia de bacterias, toxinas o virus en los alimentos que no están bien cocidos o lavados, o se consume agua que no es segura. En los puntos turísticos elegidos es recomendable tomar agua embotellada. Inclusive, tener cuidado con su consumo durante las duchas y el lavado de dientes y con los hielos que se le agregan a la bebida, que pueden provenir de una fuente no segura.  Es recomendable consumir la fruta y verdura bien lavada, cocida o pelada y consumir la carne bien cocida. También hay que tener cuidado con el consumo de pescado crudo y mariscos”, sostiene la Dra. Vanesa Fridman, médica de la División Infectología del Clínicas (MN 97.832).

Infecciones prevenibles con vacunas:

Antes del viaje es conveniente chequear el carnet de vacunación y hacer una consulta médica por lo menos 15 días antes de partir, para ver los requisitos según el destino, la necesidad de las vacunas de acuerdo a la edad y comorbilidades del viajero. Los menores de edad deben tener aplicadas las vacunas indicadas en el Calendario Nacional de Vacunación. Las vacunas recomendadas para todos los adultos son la doble adultos (difteria y tétanos) o triple acelular (difteria/tétanos y pertussis acelular), una dosis cada 10 años; y contra la hepatitis B completa, es decir, con tres dosis. Fridman explica que “para algunos destinos se recomiendan vacunas adicionales como la que previene fiebre amarilla, la fiebre tifoidea, rabia, sarampión/rubéola/paperas y/o hepatitis A. Por otra parte, algunos países requieren vacunas para su ingreso como la vacuna contra la fiebre amarilla. Para ello hay que tener en cuenta averiguar con tiempo, ya que hay que recibirla por lo menos 14 días antes del viaje y aplicarla en algún centro que entregue certificado internacional de vacunación”. 

Picaduras de mosquitos:

Fridman sugiere utilizar repelentes que, en su composición, tengan por lo menos un 12% del ingrediente DEET (dietiltoluamida para repeler insectos). Reponerlo cada 6 u 8 horas, vestirse con ropa de colores claros y, en lo posible, que cubra piernas y brazos para disminuir la posibilidad de picaduras. “En ciertos destinos, se requiere además tomar medicación para evitar algunas enfermedades que se transmiten por picaduras como la malaria”, amplía la doctora.

Quemaduras solares: 

La radiación ultravioleta (UV) es una parte de la luz solar que llega a la superficie terrestre. La exposición a la misma es el factor de riesgo más importante para el cáncer de piel. “Se recomienda reducir el tiempo total de permanencia bajo el sol, y sobre todo evitar la exposición entre las 11 y las 16 horas, que es cuando el sol está más fuerte. La clave para la prevención radica en la fotoprotección, que incluye medidas físicas, tópicas y sistémicas. La ropa, los sombreros, las gafas de sol y las sombras son esenciales como métodos de protección física. Se estima que un factor de protección solar (FPS) mayor a 50 es necesario para disminuir la tasa de carcinogénesis en la piel blanca”, comenta la Dra. Graciela Manzur, jefa de la División Dermatología del Hospital de Clínicas de la UBA (MN 63141).

Para un uso correcto de un protector solar, debemos aplicarlo media hora antes de salir al sol. La piel debe estar seca y se debe usar cantidades generosas del producto. Hay que tener en cuenta que, si bien algunos productos son “resistentes al agua”, es conveniente volver a colocarse fotoprotectores al salir del mar o la pileta, y también cada dos horas como mínimo. Aunque el protector solar diga que es a prueba de agua, con el uso de las toallas para secarse y el correr de las horas va perdiendo capacidad para protegernos del sol, por eso lo ideal es ponerse cada dos horas”, sostiene Manzur.

Deshidratación:

Durante el día, el organismo pierde agua de distintas formas: a través de la respiración, la transpiración y la orina. Esta pérdida de líquido aumenta con la actividad física y con las altas temperaturas. Para que el cuerpo funcione correctamente, se debe reponer líquido. “Tenemos que tener especial atención en la hidratación de bebés y niños, como así también de los adultos mayores y las personas más vulnerables como, por ejemplo, los residentes de geriátricos y las personas con alguna dificultad para la comunicación” comenta el Dr. Damian Zopatti, médico clínico del Hospital de Clínicas de la UBA (MN 111.505). Según el especialista, se recomienda consumir a lo largo del día al menos 2 litros u 8 vasos de agua potable. 

Por otra parte, sugiere buscar lugares que sean frescos, espacios verdes donde corre brisa o viento. Si se decide hacer actividad física, hacerlo en forma progresiva y por la mañana temprano o por la tarde, luego de la caída del sol. No hay olvidar hidratarse al exponerse a altas temperaturas como también antes, durante y después de realizar ejercicio físico.  

¿Qué tiene que tener un botiquín básico de viaje?

  • Termómetro 

  • Protector solar corporal y para labios

  • Alcohol en gel

  • Repelente para insectos

  • Kit para alergias: antihistamínicos, crema para picaduras de mosquitos (para minimizar la picazón) 

  • Kit para curación de heridas: gasas estériles, algodón, guantes de látex, venda elástica, cinta hipoalergénica impermeable, antiséptico (iodo povidona), bandas adhesivas

  • Otros medicamentos útiles: antiácidos, antitérmicos, analgésicos, antidiarreicos, antimaláricos, laxantes

  • Barbijos

Fridman recomienda llevar todos los medicamentos que se usan habitualmente en su envase original para evitar contratiempos en los aeropuertos. Además llevar los medicamentos que uno toma a diario dado que, aunque se compre la misma droga en otro lugar, puede venir combinada de distintos excipientes (sustancias que hacen que la medicación sea estable), que pueden generar en el organismo reacciones distintas de las habituales. Finalmente sugiere consultar al médico por pautas personalizadas según el viajero y el destino, en lo posible 30 días antes del viaje, para poder disfrutar de las vacaciones sin complicaciones.

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