La Calesita de Don Luis se encuentra en el patio de una casa, ubicada en la esquina de Ramón Falcón y Miralla, del barrio de Liniers.
Una pared de un metro y medio de altura la separa de la calle, desde donde se la puede ver cubierta por una lona verde. Es la calesita que, en vida, perteneció a Luis Rodríguez. Don Luis, hijo de padre calesitero, murió en 2013, a los 93 años. Como nunca se casó y no tuvo hijos, su ahijado, José Luis siguió con la tradición los fines de semana.
"La compró el papá de Luis, es del año 1920. En esa época iban por los barrios, y la llevaban a kermeses y a pueblos como 25 de Mayo, Saladillo… No funcionaba a motor, sino con un caballo que empezaba a caminar cuando escuchaba el 'organito'. En 1965, Luis decidió traerla acá para estar cerca de su mamá, que se había enfermado. La tuvo que achicar un poco y la instaló en el patio. Que yo sepa es la única que está adentro de una casa”, resaltaba José Luis en 2017.
La calesita es de las más antiguas de Buenos Aires y tiene los cochecitos y animales originales. Con casi 100 años, los caballitos de madera resisten el paso del tiempo. Incluso, hay una jirafa y un camello que hizo el propio Don Luis, quien nació el 4 de noviembre de 1919. En su homenaje, ese día fue declarado el “Día del Calesitero”.
Desde noviembre de 2007 las calesitas son consideradas patrimonio cultural y emblema de la identidad porteña. En Capital Federal hay 56 que sobreviven a los cambios culturales y las crisis económicas.
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