Sólo un milagro del que ningún político habla podría devolverles en un futuro el río de la Plata a los porteños cuando suspiran por ir a refrescarse en jornadas calurosas y sólo pueden contemplarlo en los 100 kilómetros de costa que abarca el área metropolitana de Buenos Aires, desde Tigre hasta Berisso.
Tres generaciones atrás, en días de calor como los actuales, podían ir a los balnearios de la costanera, bañarse en aguas cálidas y, dentro de todo, hacer pie en la orilla gracias a un suave declive que había en el fondo.
Desde que las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires firmaron en 1975 la Ordenanza Municipal N° 32716, fue prohibido el acceso de bañistas al río.
Transcurridos 50 años, la línea de la costa y los primeros metros del agua se tornó muy resbaladiza, el lecho fluvial no es playo, es impredecible y está minado de pozos, canales, así como de extensos bancos de lodo inestable con sedimentos de limos y arcillas.
Meterse al agua, además de estar vedado entrar desde entonces, sería un pasaporte a inmediatas diarreas —derivadas por la presencia de enterococo intestinal y Escherichia coli—, problemas digestivos, irritaciones de mucosas y de la piel o reacciones alérgicas.
Y no solo existe riesgo de consecuencias graves en la salud si se traga agua contaminada, o si se tiene una lastimadura en la piel, sino también las bacterias pueden penetrar por los ojos y oidos y desencadenar infecciones oculares y óticas graves.
Asimismo, una exposición frecuente a los contaminantes deja secuelas a largo plazo en la salud que afectan, sobre todo, a los vecinos que practican deporte, pasean, toman el sol o están en contacto, aunque sea indirecto, durante todo el año en una costa que puede estar contaminada.
Cómo recuperar el río
Las condiciones que deberían cumplirse para sanear alguna vez el mayor estuario del mundo sobre el que se asienta Buenos Aires del lado occidental sería, antes que nada, invertir en infraestructura sanitaria para que las estaciones depuradoras y de tratamiento de aguas residuales no vomiten los desechos cloacales a través de gruesos tubos e impedir que sean vertidos la basura y los químicos industriales sin ningún tipo de control ni procesamiento, así como tampoco la contaminación difusa, cuyas principales fuentes son las actividades agrícolas y las centrales eléctricas alimentadas con combustibles fósiles (a través del aire).
"No es inevitable, ni irreversible, se tendría que poder solucionar y abrir calles, puentes sobre las costaneras, bajadas al río en la costanera norte como en la costanera sur, y controlar la contaminacion del agua con analisis todos los dias si es necesario. Revisar las industrias con efluentes contaminantes para comenzar. Y seguramente ayuda estatal y provincial para resolver estos problemas", retruca con optimismo el arquitecto y artista porteño Carlos Firvida.
La Fundación Ciudad viene presentando desde hace años conclusiones del Foro Ciudad y Río III, en las que se reclamó el uso público y gratuito de la ribera, su planificación integral y se rechazó la contaminación y la especulación inmobiliaria.
Las zonas críticas
El área de Sarandí y Berazategui, por ejemplo, se encuentra muy afectada por los residuos sólidos urbanos, más escombros, basura, hierros retorcidos, etc., que entrañarían un peligro en potencia los bañistas.
En muchos casos se perciben estos residuos flotando a simple vista, mientras que en algunas zonas parece una costanera limpia.
Sucede en realidad que las toneladas de botellas plásticas, pañales, bolsas, textiles, etc., quedan atrapadas entre la vegetación costera alta.
En cada sudestada esa basura queda expuesta, ya que se acumula por acción del viento en las orillas del río y se hace más visible, consigna un artículo de Meteored.
Riachuelo, afluentes y río Reconquistas
Pero además de actuar sobre el río de la Plata propiamente dicho, sería necesario interrumpir el aporte directo de contaminación que, desde hace un siglo, realizan el Riachuelo, al sur de la Capital, sus efluentes y el río Reconquista a la altura de Tigre, entre otros.
La limpieza de la basura en los márgenes y el cierre del 60% de las curtiembres que volcaban sus deshechos al agua, que por orden judicial se venía ejecutando en el Riachuelo, al cabo de 17 años, consiguió atenuar el olor nauseabundo que caracterizaba al turbio espejo que divide Capital de Provincia y permitir que sea navegado regularmente por un catamarán turístico que une Puerto Madero con La Boca, lanchas y botes de particulares.
Lo celebró el año pasado el alcalde de la Ciudad, Jorge Macri, al afirmar que "poder recuperar la navegabilidad es un atractivo más para esta zona de la Ciudad. La recuperación del Riachuelo es increíble”,
Y se emocionó por "haber cumplido con este trabajo de saneamiento”.
Desde la franja urbana que va de la Boca del Riachuelo hasta el puente transbordador Nicolás Avellaneda, sostuvo que: “uno viene acá y ya no hay malos olores. Antes nos habíamos acostumbrado a que olía mal. Además está volviendo de a poco la flora y la fauna. Frente al edificio de la Fundación PROA se formó un islote natural".
Como parte de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), la Ciudad trabaja en la recolección de residuos en el borde costero y en el lecho del río; la desinfección, desmalezamiento, fumigación de plagas y mosquitos y la limpieza del espejo de agua en toda la superficie además del borde costero.
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