El psicólogo Jeremías Aisenberg (M.N. 41347) logró saltar del consultorio a las plataformas y hoy es viral en Spotify, Instagram y TikTok. Con su estilo único y su enfoque innovador, está destinado a ser protagonista de una nueva subcultura multipantalla.
Entendiendo que el "personal branding" surgió como un proceso para la diferenciación y la independencia de los profesionales, Aisenberg le puso ritmo de stand up a los temas de diván y hoy se ha convertido en un caso de éxito inédito en un rubro formal y bastante estereotipado.
"El estilo aparece cuando no lo buscás. Tampoco se puede tener como estilo no tener estilo. Como cuando te olvidás una palabra y te entregás al olvido, ahí, solo en ese momento, aparece la palabra tan familiar que no te acordabas. Bueno, con el estilo pasa lo mismo. No sé si soy descontracturado. Contracturarse es insistir en algo que cada uno sabe que no va a pasar", explica Aisenberg.
En cuanto a su estrategia para ganarse la confianza de sus pacientes desde un lugar menos formal, indica que "nunca falla la verdad. Por lo menos en mi consultorio, la gente siente el patadón amoroso, el deseo de escuchar, las ansias de escuchar una apuesta, pero nunca hablo desde un saber teórico".
"He recibido algunas críticas indirectas por animarme a tener ese estilo propio -admite Aisenberg-. La crítica también es una oportunidad, así como lo son los debates. Cuando enseguida la cosa se vuelve personal, las críticas son una pérdida de tiempo. Me parece que hay que correrse un poco como persona y conversar sobre cómo podemos ayudar a las personas que nos piden ayuda. El psicólogo tiene la función de acompañar a quien que consulta para lograr sus objetivos, y no educar a la gente como si el psicólogo pudiese dar 'clases de vida'”.
Respecto a las escuelas y los enfoques más tradicionales dentro de la psicología, señala que "soy muy riguroso: respeto cualquier disciplina, terapia, escuela o propuesta alternativa. Todos buscamos vivir un poco mejor, dejar de sentir esa frustración constante, la impotencia de no poder resolver cuestiones que pensamos que para todo el mundo son cuestiones menores, habitando una especie de karma o destino imposible de cambiar".
Con su estilo relajado y cercano, Aisenberg logra una mayor facilidad para acercarse al paciente pero sin confundir los lugares. "El mundo cambió y lo hace constantemente. Por eso hay que encontrar una posición que sea siempre contemporánea. No busco que pensemos igual porque creo que si dos personas piensan lo mismo, hay una que no está pensando. La relación terapéutica es dispar. Ni amigo (tradicional), ni cómplice, ni nada de eso", subraya.
"Cuando Freud recibía a un paciente le decía: “Cuénteme lo que sabe de usted, lo demás lo iremos descubriendo juntos”, concluye.
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