Este jueves 1° de agosto se celebra el Día de la Pachamama o Día de la Gran Madre Tierra en América Latina. Entre tantas tradiciones que se realizan este día, hay una que todavía sigue intacta y es la caña con ruda.
De acuerdo a la tradición se deben tomar "siete sorbos, tres tragos, uno largo, un vaso entero, y siempre en ayunas". A pesar de que es típica del norte del país, en los últimos años se extendió a todo el territorio argentino.
"La tradición milenaria proviene de los pueblos originarios de América que reconocían en la ruda múltiples propiedades medicinales contra parásitos y malestares gastrointestinales, además de su uso para calmar el ardor y la irritación de picaduras de bichos y alimañas", explican desde la Secretaría de Cultura de la Nación.
Según cuenta la historia, los creadores de la caña con ruda fueron los guaraníes, quienes buscaban espantar los males del invierno. Con la llegada de la temporada fría y las inclemencias meteorológicas, las comunidades y el ganado contraían enfermedades severas. Para combatirlas, recurrían a sus chamanes, quienes preparaban remedios caseros con hierbas medicinales y licores.
Para preparar el brebaje se utilizaban licores fabricados con chañar, patay, tunas o algarroba, a los que se les agregaba la contrayerba o hierbas medicinales. Y, con la llegada de los europeos, los componentes fueron mutando hasta conformar la receta que hoy conocemos.
Finalmente, vale recordar que, según la tradición, quienes hoy no puedan tomarlo o se olviden, tendrán tiempo hasta el 15 de agosto para hacerlo.
Ceremonias
En el ritual, creado por los pueblos de los Andes centrales, se realizan una serie de ofrendas para festejar la naturaleza "protectora" y fecunda de la tierra, que varían según la región.
En la provincia de Salta, por ejemplo, la ceremonia apunta a recordar que todo lo creado proviene de la tierra. Pero además, es característico que los habitantes enciendan un sahumerio para ahuyentar los posibles males que hayan quedado en sus casas.
En la provincia de Jujuy, por otro lado, luego de una comida comunitaria, se cava un hoyo y se da de comer y beber a la Pachamama. Se depositan hojas de coca, chicha, alcohol y cigarrillos. Luego se tapa el pozo con tierra, botellas de alcohol y vino.
Para completar la ceremonia, los presentes se toman de la mano para expresar el espíritu de hermandad que reina, y danzan alrededor del hoyo ya tapado, al son de la caja, flauta y la copla.
En Libertador General San Martín -cabecera del departamento de Ledesma- vecinos y turistas participaron este jueves de una ceremonia en la plaza del pueblo. Juan Pablo Pla, un porteño que visita por estos días la provincia donde nació y se crió María, su esposa, atento al protocolo ancestral, derramó a modo de ofrenda un vaso de vino.
En todos los casos, los rituales están a cargo de las personas mayores de la comunidad.
Foto principal: captura de video
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