La vida de Alan Bastida, un joven de 20 años que vive en San Rafael, Mendoza, cambió de un momento a otro cuando el 1º de junio de este año le diagnosticaron coronavirus. A
El virus le dejó secuelas neurológicas que por ahora son un misterio para los médicos.
Su madre explicó la desesperante situación que vive tanto el chico como toda su familia por llevar lidiando con el trastorno que ahora sufre y para el cual distintos especialistas le indicaron que no hay cura, pero sí tratamiento.
Según contó Mariela, la mamá de Alan Bastida Robert, tras pasar de neumonía unilateral a neumonía bilateral durante los primeros 14 días, "todo se complicó entre los días 17 y 22, cuando comenzó a sufrir espasmos y movimientos involuntarios que le generaban mucho dolor".
"Me dieron clonazepam para calmarme, pero día a día empecé a empeorar. Comencé a hacer movimientos que no podía parar o controlar", explicó el propio Alan en una entrevista.
Lo que sufre el joven es un Trastorno Involuntario Compulsivo (TIC), una secuela del coronavirus denominada Corea de Huntington. Luego por pasar por distintos hospitales, inclusive del Gran Mendoza, distintos especialistas le explicaron a la familia que el joven sufrió un pequeño ACV que le alteró el sistema nervioso.
Comentarios