En el lugar 15 ex presidiarios trabajan y aprenden el oficio de la carpintería metálica.
Sostienen que el Patronato de los Liberados no tiene la capacidad para preparar quienes quedan en libertad.
El culto evangélico también tiene un marcado protagonismo en la nueva vida de los integrantes de la cooperativa, que funciona en el barrio Cerrito.
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