Perturbada por el aniquilamiento que producían los misiles cuyas trayectorias eran evitables, la austríaca Hedy Kiesler -conocida por el mundo entero con su nombre artístico Hedy Lamarr- creó en 1942 un sistema de comunicaciones para teleguiar torpedos en la Segunda Guerra Mundial.
Hedy fue una bellísima estrella de Hollywood de los años 30 que además contaba con un increíble coeficiente intelectual.
Su carrera como ingeniera se vio truncada por un matrimonio de conveniencia con el celoso magnate austríaco Fritz Mandl, que la tuvo encerrada en su castillo de Salzburgo los pocos años que duró la pareja. Fue allí donde retomó sus estudios de ingeniería y donde ingresó en el mundo de la empresa armamentística en la que estaba sumergido su marido, fabricante de armas.
En el período de entreguerra, Hedy huyó a Estados Unidos donde volvió a la gran pantalla y se puso al servicio del Gobierno de Truman.
Fue entonces cuando inventó un sistema de detección de torpedos basado en las señales de radio que detectaba. No se tuvo muy en cuenta en el momento pero años más tarde fue la tecnología que se empleó para desarrollar los sistemas GPS y, por supuesto, el WiFi y Bluetooth.
El autor Roberto Lapid escribió en su libro "Pasión imperfecta" que Hedy hacía años desarrollaba su invento, pero en agosto de 1942 un suceso precipitó que el proyecto llegara a su fin: "Había leido en los periódicos una crónica que le impactó profundamente: el vapor SS City of Benares había sido torpedeado y hundido por el submarino alemán U48 en el Atlántico Norte. Ese barco trasladaba un precioso e irreemplazable cargamento: noventa niños británicos que estaban siendo trasladados a Canadá, como parte del plan de Churchill para reubicarlos a casa de los bombardeos nazis el Londres; sestenta y siete niños habían muerto. Hedy sabía que sus fórmulas podían evitar esas tragedias, aunque cuando conversaba con algún experto sobre el tema, la ignoraban".
Comentarios