El hecho sucedió en la noche del lunes cuando el niño y sus amigos fueron hasta un basural y allí prendieron fuego una botella que contenía un líquido inflamable, lo que provocó la explosión.
Ante el escenario desatado, los padres del pequeño lo trasladaron de manera inmediata al hospital donde permaneció internado en terapia intensiva en grave estado con el 90% de su cuerpo quemado.
Eduardo Casín, director del hospital, había dado detalles de la salud del menor y destacó que la situación no era favorable: "Lamentablemente la superficie corporal afectada por el fuego es muy extensa. Estos son los cuadros más difíciles de todos".
"Las quemaduras por fuego directo, y más cuando son muy extendidas, son muy difíciles de tratar y el pronóstico no es bueno", explicó.
Aun así, pese a las curaciones y atenciones especiales, el miércoles por la noche se confirmó que el menor falleció.
NA
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