Portada  |  26 julio 2023

"Nacimos con una llama en el corazón": la emotiva historia de una familia de bomberos

Son hermanos y comparten una actividad que los apasiona y que atravesó a tres generaciones de su familia: combatir los incendios y ayudar a la comunidad.

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Daniel y Lucas Ibarra tienen 32 y 30 años y se enorgullecen de formar parte del cuartel de Lanús este. El destacamento ubicado en la calle Matanza al 2700 tiene 103 años de de historia y un recorrido de crecimiento en el que los Ibarra de distintas generaciones dejaron su huella.

El primer bombero de la familia fue el abuelo José, a quien luego se le uniría su yerno. Su padre siguió también los pasos de José y fue el referente directo de Daniel y de Lucas.

Ellos frecuentaban el cuartel desde chicos. "Prácticamente aprendimos a caminar ahí y crecimos jugando con camioncitos entre verdaderos camiones de bomberos. Para nosotros era un juego que estaba empezando a marcar nuestro camino", confía Daniel.

Desde chicos se familiarizaron con ese espacio que los deslumbraba pero no siempre podían acompañar a su padre. Cada vez que él acudía al llamado de la alarma del handy, sus hijos se quedaban en su casa imaginando cómo sería salir a ayudar en una emergencia y jugaban a interpretar el rol de bomberos. Se disfrazaban con el casco y parte del uniforme de su padre y regaban las plantas soñando que apagaban las llamas en algún incendio.

Daniel entró al cuerpo de bomberos con seis años, como parte de la Brigada Juvenil y Lucas ingresó como cadete a los 16. Salieron por primera vez juntos cuando el mayor tenía 20 y el segundo 18: fue el incendio de un auto. Todos los que intervinieron estaban capacitados pero Daniel sentía la responsabilidad de que no le pasara nada a su hermano menor. Con el tiempo fueron sumando experiencias y cada uno aportó su profesionalismo al equipo.

Marta, su mamá, fue un pilar fundamental para ellos: "Estaba siempre pendiente. Nos preparaba las zapatillas y se preocupaba de que el uniforme estuviera listo e impecable. Nos abría la puerta. Y en su interior seguramente sentía miedo. Pero tambien nos mostraba su apoyo y su confianza porque sabía que estábamos juntos y nos íbamos a cuidar", cuenta Lucas.

Los hermanos están preparados para cubrir siniestros de alto riesgo y amplias superficies. A lo largo de su carrera, salvaron la vida de muchas personas y neutralizaron peligros. Desde el mismo camión con el que salían rápidamente a una intervención, en otras oportunidades cumplieron otra tarea social: les sacaron una sonrisa a los chicos, acompañando a papá Noel o a los reyes magos en su recorrida por barrios populares.

Vestir el uniforme es para ellos siempre un orgullo. "Nacimos con una llama en el corazón, la llama de la vocación al servicio, por ayudar al prójimo", explica Daniel.

El legado podría continuar. El hijo de Daniel, Tobías, también estuvo en la brigada juvenil desde los 5 a los 10 años.

Es que su pasión es compartida. Daniel hoy tiene a cargo una guardia de 8 personas, coordina al personal en cada intervención. Su aliado en esa tarea, quien lo acompaña o le aporta otras perspectivas para una acción eficaz y que todos vuelvan al cuartel como salieron es, justamente, su hermano Lucas.

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