El tatú bola (Tolypeutes matacus), víctima del mascotismo, hallado en la calle en José C. PAz, provincia de Buenos Aires, fue recibido por Fundación Temaikén.
Es un macho adulto en buen estado general. Lamentablemente, acostumbrado a vivir con personas y a depender de ellas, su mascotización se volvió irreversible y, por ello, no logra desenvolverse normalmente en la naturaleza. De esta manera, no podrá volver a su hábitat.
El tatú bola es una "Especie Casi Amenazada": se ve amenazado por la caza, ya que se lo considera alimento. Es más fácil de cazar que otras especies de armadillo, ya que no tiene los mismos hábitos subterráneos. También es amenazado por la destrucción del hábitat. Esta especie además es víctima del tráfico ilegal de vida silvestre para su mascotización, y hay una alta mortalidad de los individuos durante el proceso de traslado.
Se trata de la única especie de Argentina -y una de dos en todo el mundo- que puede enrollarse en una bola perfecta cuando se ve amenazado por un predador, de esta forma protege sus partes blandas (bajo vientre, extremidades, ojos, nariz y oídos). Puede hacerlo gracias a su caparazón articulado y la ausencia de placas en el vientre, lo que les permite unir cabeza y cola como un “candado biológico”.
Tiene una larga lengua pegajosa que le permite capturar y comer muchas especies diferentes de insectos, por lo general hormigas y termitas. Camina sobre las puntas de sus uñas delanteras. Bajo cuidado humano puede vivir entre 15 y 20 años y en su hábitat natural, se estima que su esperanza de vida es de alrededor de 10-12 años.
Habita desde el norte de Argentina hasta San Luis. Vive en zonas de vegetación seca.
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