La sonrisa de Santino se ilumina en cada pregunta que oye. Hace apenas un mes, este chico fanático del fútbol volvió a escuchar gracias a un par de audífonos entregados por la Fundación FANDA. Desde entonces, su vida y la de su familia cambiaron por completo.
El primer sonido que reconoció fue la voz de su papá, Adrián. Después llegaron los ladridos de sus perros, el ruido del martillo en una obra en construcción, el tránsito de la ciudad. “Fue un rato nada más, porque teníamos un viaje largo hasta la fundación. En un momento me dijo que le dolía la cabeza y se los sacó, porque el médico nos había indicado que él mismo fuera decidiendo. Pero al llegar a casa quiso ponérselos de nuevo, y desde ahí no se los sacó más”, cuenta su papá.
Ese “clic” abrió un nuevo mundo: hoy Santi asiste a una escuela especial para niños Hipoacúsicos, participa activamente en clase y se muestra con una personalidad que antes estaba escondida. “Era retraído, muy callado. Nosotros pensábamos que era tranquilo. Pero ahora descubrimos que tiene carácter, que se defiende, que entra con seguridad a los lugares. Es otro chico”, cuenta su papá con emoción.
El sueño de Santi
Hoy, ante la pregunta acerca de qué es lo que más le gusta escuchar, Santi responde sin dudar: “Los goles de Messi”. Sueña con conocerlo, verlo jugar en la cancha y gritar un gol rodeado de hinchas. “Yo quiero salir en la tele para decir que quiero conocer a Messi”, confiesa, entre tímido y entusiasmado.
Una lucha y una oportunidad
La historia de Santi no fue sencilla. Nació prematuro de siete meses y durante la pandemia sus padres pensaban que el retraso en el habla era un efecto del encierro. Nadie imaginaba que se trataba de una hipoacusia progresiva. Pasaron años de estudios mal hechos, diagnósticos errados y gastos imposibles hasta que una docente, "a seño Nancy", como cita con cariño su papá, les acercó el contacto de Fundación FANDA.
Al hacer la consulta allí, la historia cambió: estudios precisos, acompañamiento integral y la posibilidad de recibir audífonos gracias al banco de donaciones que se sostiene con aportes solidarios. “FANDA nos devolvió la vida. No solo a Santi, a toda la familia”, afirma Adrián.
“Donar cambia una vida”
Cada mes, miles de chicos esperan un audífono que les permita escuchar por primera vez. “Es muy poquito lo que hay que donar por mes y cambia todo. Nosotros lo hacemos y sabemos que hay muchos nenes que todavía esperan. Si alguien está dudando, que no se quede con la duda: que llame, que vaya. Escuchar le cambia la vida a un chico, y a toda su familia”, piden sus papás.
Santi hoy escucha a sus hermanos, juega a la pelota y espera con ansias un sueño grande: conocer a Lionel Messi. “¡Te quiero mucho, Messi!”, le grita al aire con fuerza, como si del otro lado el ídolo pudiera escucharlo. ¿O quizás podría hacerlo?
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