Portada  |  08 mayo 2024

Video: El arzobispo de Salta manejaba alcoholizado y sin licencia de conducir

Mario Cargnello reconoció que volvía de una cena en la que había bebido. "No puedo mentir", se excusó. Lo dejaron ir.

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Sobre el filo de la medianoche, el periodista Fernando Primero Climent publicó un video en el que el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, reconoce en un control de tránsito que no llevaba consigo el carné de conducir y además había bebido alcohol, a pesar de la ley de tolerancia cero de alcohol en sangre que rige en la provincia. 

"El recientemente encontrado culpable de ejercer violencia, monseñor Cargnello, fue encontrado ahora sin carnet y reconociendo haber bebido. Lo llamativo es que el personal que realizaba el control lo dejó retirarse manejando", contó el periodista en su perfil de Facebook.

"No traje" la licencia de conducir, reconoce el arzobispo en el video. Añade que fue a cenar con unos amigos, "y tomé". "¿Ingirió algo de bebidas?", interroga uno de los uniformados encargados del control: "sí, sí, estuve en una cena. No puedo negar, qué querés que diga", reconoce Cargnello. El agente finaliza el incidente con una recomendación: "Está bien, vaya nomás, monseñor. Evitemos eso, monseñor". 

La difusión del video generó gran interés anoche mismo. El arzobispo viene con mucha exposición pública desde que religiosas del Convento San Bernardo, que pertenecen a la orden de las Carmelitas Descalzas, lo denunciaran por hechos de violencia de género. En el marco de esa causa, a principios de abril la jueza Carolina Cáceres Moreno consideró probados estos hechos, ratificó la prohibición de acercamiento a las religiosas que ya pesaba sobre Cargnello, dispuso que se someta a un tratamiento piscologico y se capacite en cuestiones de género. 

Las Carmelitas Descalzas "han padecido hechos de violencia de género en el ámbito institucional del tipo religiosa, física, psicológica y económica, por un lapso de más de 20 años", sostuvo la jueza en la resolución que también comprende al sacerdote Lucio Ajaya, el obispo emérito Martín de Elizalde y el vicario judicial Loyola Pinto y de Sancristóval, que también habían sido denunciados por las monjas.

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