Portada  |  18 abril 2024

Silbidos, penales y baile: el Dibu Martínez y otra noche de gloria ante los franceses

El arquero recibió un trato hostil por la hinchada del Lille. Él respondió con grandes atajadas y dos penales tapados en la definición para darle el pase a semifinales de la Conference League a su equipo.

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Cuatros de final de la Conference League. Aston Villa visitó al Lille de Francia, en el duelo de vuelta de la serie, pero el Dibu Martínez tuvo un partido aparte contra la hinchada local. Desde que llegó al país fue resistido por el público y a partir del pitazo inicial fue silbado cada vez que tocó la pelota.

El problema es que este tipo de actitudes lo único que logra es que el arquero argentino se agrande y empiece a disfrutar de esa rivalidad. Y cada vez que recibía un pase, el arquero se tomaba su tiempo para provocar a la tribuna local.

En la ida, el conjunto británico había ganado por 1 a 0, pero este jueves la historia comenzó complicada ya que el Lille igualó la serie a los 15 del primer tiempo. Minutos después, el arquero de la Scaloneta se lució con una enorme tapada en la que sacó la pelota con el rostro, pero su esfuerzo no alcanzó y Benjamín André anotó el 2 a 0 a poco de iniciada la segunda parte.

Parecía que la hinchada francesa tendría su revancha contra el Dibu, pero a falta de tres minutos para el final del partido, Chevalier, el arquero del Lille chocó contra un compañero y dejó la pelota muerta en el medio del área para que Matty Cash anotara el gol que volvía a igualar la historia.

Hubo alargue, chances claras para los dos equipos y, finalmente. llegaron los penales. Y entonces Martínez volvió a disfrutar como lo hizo allá por diciembre del 2022. Atajó el primero y en medio del festejo se paró de frente a la hinchada local e hizo el gestito de "SH", recordando aquellos silbidos del inicio.

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No podía ser otro que Dibu el héroe de la noche. La tanda estaba empatada, faltaba el último penal y el muchacho de Mar del Plata tenía que atajarlo sí o sí para darle el pase a semifinales a su equipo. No falló. Voló a su palo izquierdo, se quedó con la pelota y con una sonrisa pícara se puso a bailar junto a sus compañeros. 

Tal vez, la próxima vez los hinchas franceses elijan ahorrarse los silbidos.  

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