Jeremías tenía 30 años, era oriundo de Jardín de América, provincia de Misiones. Era el quinto de 7 hermanos. Estaba en pareja hacía 15 años y tenía dos hijos, una de 15 y otro de 3 años. Desde muy joven trabajaba como albañil y hace 5 pudo largarse como contratista.
Él vivía con su familia en Misiones, pero por trabajo pasaba mucho tiempo en Buenos Aires por las obras que tenía a cargo.
En el último año había empezado a tener algunos episodios aislados de ataques de pánico, eran repentinos. Sentía sudoración en el cuerpo, calor, se agitaba y tenía la necesidad de moverse, de un lado al otro, los sonidos fuertes lo alteraban y tenía que buscar algún refugio.
En febrero de este año Jeremías estaba en Buenos Aires, había ido a la casa de su hermana, Melani en el barrio Olivera, Luján.
El sábado 22 a la tarde noche Melani notó a su hermano raro, molesto. Imaginó que podía estar por ocurrir algún episodio de ataque de pánico, le sugirió que se de una ducha, y se relaje en el sillón. Alrededor de las 21.30 Jeremías salió de la casa y no volvió.
Jeremías efectivamente había tenido un ataque de pánico y salió corriendo por el barrio, pidió ayuda, desorientado en tres casas, y unos vecinos creyeron que era un ladrón, lo agarraron, ataron y comenzaron a pegarle. Le pegaron hasta matarlo. Murió camino al hospital.
Por el caso identificaron a 8 agresores, de los cuales 3 están detenidos pero 5 continúan prófugos.
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