Portada  |  07 septiembre 2024

La ropa argentina, entre las más caras del mundo

Según Fundar, desde 2002 el precio de la indumentaria en Argentina se movió a contramano de lo que ocurrió en el resto de los países. Una canasta de prendas cuesta casi 40% más que el promedio regional.

Economía

Desde la salida de la convertibilidad, el precio de la ropa en Argentina aumentó un 32% por encima de la inflación general, mientras que en el resto del mundo ocurrió exactamente lo contrario, ya que la indumentaria se abarató en la misma proporción respecto de los otros bienes y servicios de la economía. Consecuencia de ello, actualmente, una canasta de prendas cuesta casi un 40% más en comparación con el promedio de los países de la región, producto, no sólo de la presión impositiva, sino también de un combo de factores, como el marcado proteccionismo, la constante inestabilidad cambiaria y macroeconómica local, y una caída de la productividad.

Así lo reflejo un informe de Fundar, publicado esta semana, y elaborado en base al relevamiento de 390.000 precios de las 33 prendas de vestir más importantes de las 77 que se consumen en Argentina. Exhibió una notoria divergencia, a partir de 2002, entre la dinámica del precio de la ropa a nivel local y la tendencia global, e identificó cuatro causas principales que explicaron este fenómeno.

El trabajo en cuestión refleja que, pese a que gran parte de los industriales textiles argentinos aseguran que los precios son elevados por los impuestos, hay claramente otros factores que inciden en esta dinámica.

El primer factor resaltado fue la barrera a la importación. "Argentina tenía aranceles a la ropa parecidos a la media mundial en los ‘90. Mientras en los 2000' bajaron en el mundo, acá subieron. Hoy el arancel promedio es 33% (de los más altos del mundo), y en el resto de los países es del 8,5%", profundizó al respecto Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva en Fundar y uno de los autores del informe.

El segundo elemento mencionado fueron los tributos a las importaciones, como el Impuesto PAIS y la tasa estadística, así como otras políticas para-arancelarias que dificultaron la compra de productos desde el exterior.

En tercer lugar, se destacó el rol de la incertidumbre macroeconómica que, según la evidencia histórica, impacta más sobre el precio de los bienes que sobre los servicios.

Asimismo, la última causa está vinculada con la inestabilidad cambiaria, debido a que cada vez que aumentó el tipo de cambio real o la brecha entre el dólar oficial y los paralelos, el valor de los bienes trepó por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC) general.

Por otra parte, el trabajo de Fundar señaló también factores secundarios, atados a los cuatro principales mencionados previamente. Entre ellos aparecieron los aumentos en los impuestos a la producción que, según la organización dedicada al estudio, investigación y diseño de políticas públicas, pudieron ser trasladados a precios por la existencia de trabas a las importaciones, o el descenso en la productividad de la industria textil-indumentaria, derivado de la inestabilidad macro.

Este combo generó que, a datos de abril de 2024, una canasta de ropa cueste un 35% más que en la región, evaluada al tipo de cambio oficial, y un 16% más medida al dólar MEP. Debido a que desde entonces el oficial aumentó por debajo de la inflación, es esperable que ese 35% haya aumentado.

A raíz del incremento en el precio relativo de la indumentaria, Fundar remarcó también que hoy una prenda de vestir en Argentina compra un 94% más de bienes y servicios respecto de lo que adquiere una prenda en Estados Unidos. En otras palabras: una persona que decide ahorrarse el gasto en vestimenta en Argentina puede adquirir casi el doble de bienes y servicios, que una persona que decide no comprar ropa en el país norteamericano.

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