Portada  |  23 junio 2025

La UBA revela que el aumento del precio del vino durante el último año estuvo muy por debajo de la inflación

Alcanzó el 35,9%, un porcentaje muy inferior al incremento del 47,3% del IPC durante el mismo período.

Economía

Según “Vinodata”, el centro de investigación dedicado al estudio del mercado del vino argentino dependiente del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de Buenos Aires (IIEP-UBA) de la Facultad de Ciencias Económicas, sólo el 10% de los vinos argentinos registraron aumento de precios en su última medición realizada en abril. Por otro lado, el aumento interanual reflejado en el Índice de Precios del Vino (IPV) alcanzó el 35,9%, un porcentaje muy inferior al incremento del 47,3% del IPC durante el mismo período.

Apenas el 10,4% de las etiquetas incluidas en la muestra registró aumentos de precios en abril de 2025, mientras que el promedio de los aumentos, considerando solo las botellas que subieron, fue de 8,2%. Así se desprende del estudio sobre una muestra de 5495 etiquetas de vinos que se producen en el país, elaborado por Nicolás Grosman y Andrés López, con la colaboración de Nicolás Sidicaro, pertenecientes al IIEP-CONICET de la Facultad de Ciencias Económicas.

Vinos comunes, los que menos aumentaron

En abril, el precio de una botella representativa de vino argentino en el mercado local fue de 6605 pesos. Este valor surge de ponderar los precios según el nivel de consumo relevado en encuestas, y por eso resulta más bajo que otros indicadores como el precio mediano —que se ubicó en 18.300 pesos— y el precio de una botella calculado como promedio simple —que
alcanzó los 32.733 pesos—.

Estos dos últimos precios reflejan el valor de botellas más costosas que, si bien tienen menor volumen de venta, componen el grueso de la muestra.

La variación anual del IPV (abril 2025 vs el mismo mes de 2024) alcanzó al 35,9%, que se ubica muy por debajo del incremento observado para el IPC durante el mismo período (47,3%).

En consonancia con esto, el informe arroja que los aumentos de abril estuvieron muy alineados en torno o levemente por arriba del 1% en todas las franjas, salvo para la gama de 21735 a 31050 pesos, donde el aumento promedio fue de apenas 0,3%. Por su parte, en el acumulado anual, los vinos más baratos han experimentado las menores variaciones promedio (27,6%), mientras que en el resto de las franjas los aumentos acumulados oscilan
entre 34 y 42%.

Metodología

Para la estimación se utiliza el Índice de Precios del Vino (IPV) elaborado por Vinodata que utiliza ponderadores que asignan un peso diferente a cada etiqueta dentro de la muestra según la gama de precios a la que pertenecen.

Esto permite conocer y relevar de manera sistemática y periódica la evolución de los precios en el mercado de vino argentino.

Para ello se relevan mensualmente los precios de lista de los vinos comercializados a través de diversas plataformas online. Andrés López, explica que utilizan precios de lista, aunque también presentan datos de la cantidad de botellas que se venden con descuento (que representan una fracción alta del total) y los márgenes promedio de esos descuentos.

Los ponderadores usados para calcular el IPV surgen de una canasta representativa que se elaboró en base a una encuesta a consumidores realizada por Vinodata en 2023 a lo largo de las principales ciudades del país. En esa canasta, lógicamente, pesan mucho más proporcionalmente los vinos de gama baja, que son los más consumidos habitualmente.

Hace dos años, cuando comenzaron a realizar estos informes, López comenta que empezaron en un contexto de mucha inflación y con los precios variando de una manera muy brusca, y costaba entender las decisiones de los productores en términos de precios, y a qué lógica respondían.

“A medida que la inflación fue bajando, los aumentos del precio del vino naturalmente empezaron a ser más pequeños. Mientras esto se consolide, nos permitirá ir comprendiendo mejor los factores que están detrás de las decisiones de cambio de precios”.

Para la clasificación, los vinos son caracterizados según los siguientes atributos: variedad, composición varietal, provincia y, cuando la información está disponible, región vitivinícola, departamento y localidad.

El volumen y la diversidad de la información disponible permiten considerar diferentes estimaciones para medir el nivel de precios de la muestra. En particular, tres medidas: el precio promedio (o precio de una botella promedio), el precio mediano (o el precio de una botella típica) y el precio promedio ponderado por nivel de consumo (o precio de una botella representativa).

Según López, un dato que llama la atención es “la significativa dispersión de precios entre los vinos más baratos y los más caros. Hay pocos productos que tengan una variación de precios tan grande entre la gama más baja de ese producto y la más alta.

“A fines del año pasado presentamos un dato que mostraba que entre la etiqueta más cara y la más barata de nuestra muestra había una diferencia de casi 400 a 1 en términos de ml equivalentes (y solo consideramos vinos argentinos). Y por supuesto en el mercado global existen vinos de otros orígenes mucho más caros. Estas diferencias son mucho mayores que las que se observan por ejemplo en el mercado de la cerveza o los destilados. Luego por supuesto no todo consumidor podrá apreciar si esas diferencias de precios se reflejan en la calidad del producto que consume”.

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