Con la entrada en vigencia de la Fase 3 del programa económico, el Gobierno nacional implementó un régimen de flotación cambiaria dentro de bandas móviles, un modelo inédito en la historia reciente de la economía argentina. A partir de ahora, el tipo de cambio oficial del dólar en el Mercado Libre de Cambios (MLC) podrá oscilar entre un piso de $1.000 y un techo de $1.400, con un ajuste mensual del 1% para cada extremo.
Este sistema apunta a dar previsibilidad y absorber shocks externos sin necesidad de saltos bruscos devaluatorios. ¿Cómo funciona? Cuando el dólar se ubique cerca del piso, el Banco Central comprará divisas, lo que le permitirá acumular reservas. Cuando se acerque al techo, venderá dólares para contener la presión cambiaria. En ambos casos, sin esterilizar la emisión resultante: una diferencia sustancial respecto al pasado.
La experiencia internacional —incluyendo países como Israel, Chile o Colombia— muestra que este tipo de esquemas, si son bien implementados y acompañados por disciplina fiscal y monetaria, pueden anclar expectativas de inflación y ofrecer estabilidad al tipo de cambio. En Argentina, con una economía altamente bimonetaria, la implementación de bandas móviles busca equilibrar las fuerzas del mercado con la intervención estatal.
Además, al permitir una cierta flexibilidad, favorece el desarrollo de mercados de futuros y mejora las decisiones de cobertura de empresas y exportadores. Para el ahorrista, este nuevo régimen representa un marco más transparente para anticipar la evolución del dólar oficial.
La clave del éxito estará en la credibilidad del BCRA, el cumplimiento de las metas fiscales y monetarias, y el respaldo financiero que asegure reservas suficientes para intervenir cuando sea necesario. En este sentido, el acuerdo con el FMI y los fondos de libre disponibilidad juegan un rol estratégico.
NA
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