El actor, de 53 años, protagoniza nada menos que tres portadas de GQ Style y un amplio reportaje fotográfico a cargo de Ryan McGinley en tres parques nacionales estadounidenses: apenas sonríe en una de las imágenes y son sus ojos tristes los que destacan en todas.
Durante la charla con el periodista Michael Paterniti el actor no se guarda nada a la hora de hablar del fracaso de su matrimonio —de hecho, compara el divorcio con una muerte— y se culpa de semejante situación.
La separación de Pitt y Jolie, casados en 2014 tras doce años juntos y con seis hijos, saltó a las portadas en septiembre de 2016 tras un incidente en un avión entre el actor y uno de sus hijos que llegó a investigar el FBI y del que Pitt quedó libre de cargos.
En la entrevista Brad Pitt —cuya próxima película, Máquina de guerra, se estrenará en Netflix el 26 de mayo— reconoce abiertamente sus problemas con el alcohol y asegura que está haciendo terapia para poder superarlos.
Pitt no esquivó ningún tema y cuándo le preguntaron sobre su adicción al alcohol, contó todo de manera muy simple, cruda y natural: "No puedo recordar un día desde que salí de la universidad en el que no bebiera o fumara marihuana o algo [...] Dejé todo menos la bebida cuando comencé mi familia. Pero incluso este último año, ya sabes, había cosas con las que no estaba lidiando. Estaba bebiendo demasiado. Se convirtió en un problema. Estoy verdaderamente feliz de que haya pasado medio año, lo cual es agridulce, pero ya tengo mis sentimientos en mis manos otra vez".
"Tenemos una bodega. Disfruto los vinos mucho, mucho, pero se me fue de las manos. Tenía que dar un paso atrás un momento. Y sinceramente, podía tumbar a un ruso con su propio vodka. Era un profesional. Era bueno".
"[Ahora bebo] Zumo de arándanos y agua con gas. Tengo el tracto urinario más limpio de todo Los Ángeles. ¡Te lo garantizo!"
Si bien logra llevar todo el relato con calma y hasta sentido del humor, a la hora de hablar sobre su divorcio de Angelina Jolie fue categórico: "Me tocó la lotería y aún así perdía mi tiempo en cosas vacías".
"El primer impulso es aferrarse. Después tienes el cliché: 'Si quieres a alguien, déjalo libre'. Ahora que sé lo que significa por haberlo sentido. Significa amar sin propiedad. Significa no esperar nada a cambio".
Quizás la parte más esperanzadora de la nota es cuando le toca hablar sobre sus hijos: "La familia es lo primero. En su lecho de muerte la gente no habla de lo que consiguieron o le dieron. Habla sobre sus seres queridos o de lo que se arrepienten, parece que ése es el menú. Digo eso como alguien que dejó que el trabajo se lo llevara. Los niños son delicados. Lo absorben todo. Necesitan que les cojan de la mano y les expliquen las cosas. También necesitan ser escuchados. Cuando estoy en ese modo ocupado trabajando no escucho. Quiero mejorar en eso".
Como todas las adicciones, lo que más trabajo da es lograr ocupar el tiempo para no caer en la rutina de tomar alcohol y drogas. Algo que Brad Pitt parece estar dominando de una manera muy consciente: "Si no estoy creando algo, haciendo algo, estaría creando fieros escenarios de muerte en mi mente. Ya sabes, un final horrible. Así que he estado yendo al estudio de escultura de un amigo, he pasado mucho tiempo allí".
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