Portada  |  20 agosto 2024

Colgó los botines y se fue de una multinacional: vio 11 veces una obra de Alfredo Alcón y descubrió su pasión por el teatro

Hijo de una pianista argentina y un sastre italiano, el director teatral y actor Leo Prestia aspiraba a ser futbolista profesional. Pero tuvo que colgar los botines por una lesión y por cumplir con el mandato familiar. Aunque no terminó la carrera de Ingeniería Industrial (faltan dos materias), los conocimientos le sirvieron para trabajar en una compañía multinacional. Pero la vorágine diaria y la exigencia mental, hicieron que replantease su vida. Halló la paz y la vocación cuando descubrió la actuación. Actualmente, los viernes a las 20.30 dirige la decimocuarta temporada de “Claveles rojos”, en el teatro El Ojo.

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Aunque han pasado 17 años, Leonardo Prestia tiene muy presente una anécdota con Alfredo Alcón. “Mientras estudiaba teatro fui a verlo en ‘Muerte de un viajante’. En la obra de Artur Miller hay un momento en que toda la platea se para para aplaudir. Hasta que Alcón pide ‘paren, porque tenemos que seguir’. Los actores retoman la actuación, pasan tres minutos y la gente vuelve a pararse y aplaudir. Eso me impactó tanto que fui a ver la obra durante 11 veces consecutivas, en la sala Pablo Picasso, del Paseo La Plaza”, confiesa el actor y director.

Luego de otro sorbo de café, Prestia rememora con lujo de detalles: En la función N° 11, luego de caer el telón, Alfredo giró la cabeza y me señaló una puerta, como diciendo ‘vení al camarín’. Desde mi butaca, pregunté: ‘¿a mí, me estás hablando?’ ‘Sí. Vení al camarín’, insistió. Minutos después ingresé. Con cierto nerviosismo, lo saludé. Él, mirándome a los ojos, preguntó: ‘Decime una cosa. Yo veo todo desde el escenario. Hace 11 funciones que estuviste viniendo a ver la obra. ¿Por qué?’. ‘No lo sé. Pero necesito vivirlo una y otra vez. Necesito esta emoción’, respondí. De inmediato, me preguntó con quién estudiaba teatro. Al decirle con Laura Bove, no tardó en decir que era una amiga”.

Antes de partir, Alcón estrechó las manos y le brindó consejos. “Conéctate siempre con las emociones. No seas intelectual. El trabajo del actor es el más duro y el más arriesgado. Pero es el que más satisfacciones te va a dar’. De inmediato, salí del camarín, regresé a casa y empecé a poner en práctica esos consejos, que hoy lo tengo como ley de vida”, puntualiza.

Tras completar sus estudios de actuación con Bove, Leo se interesó por la dirección. Ella, al ver su interés, dijo: “cada director le da su huella digital”. Muy entusiasmado, el nieto de calabreses se volvió a poner a su disposición, formándose como director teatral.

Posteriormente, el ariano continuó su entrenamiento actoral con otros grandes maestros, como Luis Agustoni, Agustín Alezzo, Rubén Schumacher. “La primera línea de profesores de teatro de Argentina”, remarca Prestia, quien entre 2007 y la actualidad actuó en más de 20 obras.  

Aunque su primera experiencia como director fue en un escenario barrial con actores aficionados en una obra escrita por ellos mismos, Prestia debutó profesionalmente en teatro El Tinglado, con “Muerte accidental de un anarquista”, del actor y dramaturgo Darío Fo. “La sala estaba totalmente colmada, había muchos críticos y tuve una de las mejores críticas de mi vida, afirma con orgullo el talentoso actor y director, que luego siguió con “Carne de cañón”.

Actualmente, los viernes a las 20.30, Prestia está dirigiendo la decimocuarta temporada de “Claveles Rojos”, en el teatro El Ojo. “Cuando me llegó la propuesta, ya conocía la obra, porque había actuado en ella durante tres temporadas. Todo se inició antes de la pandemia, cuando se estaba representando en el Metropolitan, con dirección de Luis Agustoni. Un día, fui a ver la obra y se me ocurrieron ideas nuevas con respecto a la dirección. ‘Yo la podría hacer más teatral’, pensé cuando cayó el telón y regresaba a mi casa”, comenta.

Tres meses después, recibió la visita de un protagonista, quien le dijo: ‘Luis no la puede dirigir más porque se enfermó. ¿Querés dirigirla?’. Le respondí que lo haría si el maestro daba la aprobación. Tras obtenerla, estrenamos mi versión en la sala Pablo Neruda, de Paseo La Plaza. Lamentablemente, Agustoni no pudo verla, a pesar de que le envié videos, mientras estaba hospitalizado”.

Prestia está muy persuadido de que si en otra vida tuviera que pararse con su vehículo en un paso a nivel hasta que pase el tren, volvería a elegir la actuación. “Porque me sigo preguntando ¿para qué sirvo? Creo que la única respuesta es esta: sirvo para cambiar al otro, pasarle emoción. Hacerlo sentir vivo”, concluye Leo Prestia.

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