Elton John reveló detalles de su fuerte consumo de cocaína en el apogeo de su carrera, llegando incluso a confesar que destrozó una habitación de hotel, casi boicoteó un concierto de los Rolling Stones y llegó a golpear a su gerente y se quitó toda la ropa en un set de grabación.
De acuerdo con los detalles en su nueva autobiografía, serializada en The Daily Mail, parece que incluso Keith Richards se cansó de ciertos comportamientos del artista.
El libro se publicará el próximo 15 de octubre, y se llamará "Me: Elton John". El cantante ya reveló que fue tratado con éxito por cáncer de próstata en 2017, aunque estuvo a punto de morir después de sufrir una infección en Sudamérica, solo unos meses después de su tratamiento.
En el último extracto publicado, ha escrito sobre su adicción a la cocaína en las décadas de los 70 y los 80, detallando la "confianza y euforia" que le daba. Aunque afirma que nunca fue el tipo de drogadicto que no podía salir de la cama sin consumir, admite que su “apetito por la droga era increíble”, a tal punto de atraer comentarios en los círculos en los que se movía. “Dado que yo era una estrella de rock que pasaba mucho tiempo en Los Ángeles de los años 70, esta no era una gran hazaña”, escribe la estrella pop.
“Pero había algo más en la cocaína que la forma en que me hacía sentir. La cocaína tenía un cierto prestigio. Estaba de moda y era exclusivo. Hacerlo era como convertirse en miembro de una pequeña élite, que secretamente se entregaba a algo atrevido, peligroso e ilícito. Patéticamente, eso me atrajo mucho", enfatiza. Al final del relato, Elton John lamenta su incapacidad de ver que estaba inmerso en un grave problema de drogas durante 16 años. Y explica: “Ese era el problema. Porque estaba tomando coca, ya no era un ser humano racional”.
También describe un lamentable incidente con los Rolling Stones, después de que el grupo le pidiera que se uniera a ellos para tocar Honky Tonk Women en un concierto en Colorado. "Decidí que iba tan bien, me quedaría y seguiría tocando el resto de su set, sin tomar la precaución de preguntarles a los Stones si querían un tecladista auxiliar", escribe. "Por un momento, pensé que Keith Richards seguía mirándome porque estaba asombrado por la brillantez de mis contribuciones improvisadas a su obra. Rápidamente me escabullí, notando a medida que avanzaba que Keith todavía me estaba mirando de mala manera, y decidí que era mejor no quedarme para la fiesta después del espectáculo”.
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