El 30 de abril Netflix estrena una serie argentina de 6 episodios que tiene a Ricardo Darín como protagonista central: El Eternauta.
Se basa en la historieta (o comic, en la jerga actual) que se publicara en la revista Hora Cero Semanal desde 1957 hasta 1959, escrita por Héctor Germán Oesterheld, con dibujos de Francisco Solano López y Julio Schiaffino.
Muestra una ciudad de Buenos Aires de decorados virtuales de última generación, azotada por la nieve e invadida por alienígenas y sometida a intereses extranjeros, en el contexto de la guerra fría mundial.
El guión desplegado en los estudios Ronda, de Martínez, entremezcla, sin embargo, un nuevo enfoque reorientado a la política nacional que le daría el autor a la segunda parte, en El Eternauta II, que se publicó en 1976, antes que Oesterheld y su familia desaparecieran en plena dictadura militar, durante 1978.
La filmación fue concebida con meticulosa atención al detalle. Lleva el diseño y la dirección a niveles pocas veces vistos en la televisión argentina.
Los directores de arte María Battaglia y Julián Romera se sumergieron en documentales y obras de arte de montaña para captar el tono espeluznante de la nevada, una ventisca tóxica que transforma Buenos Aires en un campo de batalla alienígena.
La luz, el silencio y la nieve son tan centrales como los actores. "Queríamos mantenerlo basado en la Buenos Aires real, pero con una capa surrealista y de otro mundo", dice Battaglia.
El trailer anticipado durante la presentación de la serie dirigida por Bruno Stagnaro conjuga impactantes visuales y una profunda resonancia emocional.
Buenos Aires distrópica
Ambientada en una Buenos Aires distópica, la historia captura temas de resistencia colectiva y supervivencia. Fusiona la identidad cultural argentina con la ambición global de la ciencia ficción.
Stagnaro admite que la línea de tiempo fue reelaborada para acercar la historia al presente.
Lo que no cambia es la esencia: la gente común empujada a un escenario catastrófico. "No es la historia de un héroe solitario, sino de una respuesta colectiva", explica.
Un veterano Darín encarna a aquel joven y atlético idealista de los '60, Juan Salvo, quien se coloca el casco de Eternauta para pelear por Buenos Aires, desgranada su violenta espiral de poesía y aniquilamiento sobre reconocibles escenarios urbanos.
Se enfrenta a la angustia y desolación que trae consigo una estratégica avanzada militar, en la que se esconde el verdadero enemigo, que ahogaba las esperanzas de supervivencia humana.
Constituía en aquella época una metáfora alucinante del país arrasado, entregado a los intereses externos y dominado por el invasor, pero más de dos generaciones después grita un mensaje a los cuatro vientos: cuando ya no importa si se gana o se pierde, lo único que prevalece es la dignidad con la cual se presente batalla.
"Queríamos mostrar a un personaje que no es un héroe de acción clásico, sino alguien que se reconecta con los viejos instintos", dice Stagnaro.
Esfuerzo de producción
La producción comenzó en mayo de 2023 e involucró más de 35 locaciones del mundo real y 25 virtuales.
Recrear Buenos Aires bajo el asedio de la nieve y los extraterrestres significó diseñar decorados desde cero y filmar algunas de las escenas logísticamente más ambiciosas jamás realizadas en la región.
En un país con una larga tradición de resistencia, los temas de la lucha de grupos, la desconfianza en la autoridad y la fragilidad de la civilización todavía se sienten escalofriantemente actuales.
La resonancia de El Eternauta radica en su profunda conexión con la identidad argentina.
"Es una historia sobre cómo sobrevivimos con lo que tenemos, enfrentándonos a algo más grande que nosotros", dice. Esa resiliencia —lo que en Argentina se suele llamar "aguante"— es central en la narrativa.
Esta serie, según sus creadores, también trata sobre la esperanza y la posibilidad de resistencia colectiva.
En una época en la que el apoyo público a las artes está disminuyendo, El Eternauta se convierte no solo en una historia, sino en un acto cultural de desafío.
NA
Comentarios