A más de 40 años de la muerte de John Lennon, la artista Yoko Ono reveló en un nuevo libro de Elliot Mintz, exvocero y amigo de la pareja, que sabía que el ex Beatle corría peligro antes de muerte y hasta dio detalles sobre lo que intentó hacer para preservar su seguridad, aunque admitió que “no podía mantenerlo alejado”.
En el libro We All Shine On: John, Yoko and Me, Mintz recordó una charla que tuvo con Ono en el que ella le admitió que sabía que Lennon no estaba del todo seguro. Fue en una entrevista que le hizo a la artista luego del asesinato en la que le recriminó si todos sus amigos tarotistas no le podían haber anticipado lo que iba a pasar.
“Si tus asesores son tan buenos, ¿por qué ninguno de ellos predijo lo que iba a pasar con John?”, disparó Mintz. A lo que Yoko respondió e impactó a muchos: ¿Cómo sabes que no me advirtieron? Me dijeron que estaba en peligro en Nueva York”.
“Me dijeron que debía sacarlo de inmediato. Por eso lo mandé a Bermudas durante el verano, pero no podía mantenerlo alejado para siempre. Tenía que volver en algún momento”, agregó.
Yoko Ono contó que la prioridad del artista era “ser libre”: “Sabes cómo se sentía John respecto a su seguridad. Hablamos de esto cuando mataron a tu amigo (el actor Sal Mineo). John decía: ‘Si van a atraparte, te van a atrapar’. No importaba lo que mis asesores me dijeran, él no creía en los guardaespaldas”.
El crimen de John Lennon
Lennon fue asesinado el 8 de diciembre de 1980 en la puerta del edificio Dakota, donde vivía a metros del Central Park. Mark David Chapman, de por entonces 25 años, se le acercó y le entregó una copia de su disco Double Fantasy para que se lo firmara, pero a las pocas horas volvió a ese mismo edificio. Al bajar del auto, el fanático se acercó y le disparó dos tiros por la espalda y otros dos en el hombro.
El músico fue llevado a la sala de emergencia del Hospital Roosevelt y fue declarado muerto a su llegada a las 23.
Al día siguiente, Yoko Ono emitió una declaración, diciendo: “No hay funeral para John. Él amaba y rezaba por la raza humana. Por favor, hagan lo mismo por él”. Su cuerpo fue incinerado en el Cementerio Ferncliff en Hartsdale, en Nueva York y ella esparció sus cenizas en Central Park, donde tiempo después se creó el monumento conmemorativo Strawberry Fields.
Chapman fue declarado culpable por asesinato en segundo grado y fue condenado a prisión perpetua, con posibilidad de conseguir la libertad condicional pasados los 20 años de reclusión; actualmente aún permanece en la cárcel, después de haberle sido negada en repetidas ocasiones la libertad condicional.
NA
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