Siempre con su camiseta de Olimpia y su skate en la mano, este pequeño se transformó en una celebridad en el barrio. Desde que instalaron en la puerta de su casa un Bowl para practicar skate, se transformó en un fanático de ese deporte.
Cuando tenía tres años le pidió a sus papás que lo llevarán a la escuela de skate que funciona en el barrio, un espacio que busca contener desde el deporte a los chicos del barrio. Las primeras patinadas fueron accidentadas y más de una vez, preocuparon a su mamá Belén que lo mira atentamente desde la puerta de su casa frente al skate park.
Todos los días cuando vuelve del jardín de infantes, el pequeño Bhil se pone el casco, las rodilleras y baja los tres pisos por escalera caracol que separan su casa del Skate Park. Allí pasa sus tardes practicando trucos nuevos y buscando perfeccionarse. Los sábados son su día preferido porque tienen clases de skate y puede compartir con sus profes y compañeros el amor por este deporte.
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