Con el paso de los años, cada vez hay más gente para la que el sueño de la casa propia se convirtió en un imposible. La falta de créditos hipotecarios y la baja en el nivel de ingresos explican el fenómeno. Y las estadísticas lo certifican: desde el 2004 aumentó más del doble la cantidad de adultos mayores que alquilan.
Según un informe elaborado por la Fundación Tejido Urbano en base de datos del INDEC, en el primer trimestre del año había 359.754 adultos mayores que alquilaban su casa, lo que representa un 119% más que los 164.081 que había en 2004.
María es una de ellas. Tiene 74 años, trabajó toda su vida, pero nunca pudo ser propietaria. “Incluso, cuando vivía con mi marido y trabajábamos los dos nunca pudimos comprar”, cuenta.
Y ahora, con una jubilación mínima de 314 mil pesos, ni siquiera puede cubrir los 260 mil pesos de alquiler que paga por un departamento en Ciudadela más los 105 mil de expensas.
“Me ayudan mi hija y mi hermano. Y no puedo ir ni a tomarme un café a la esquina”, se lamenta.
Más dramática aun es la situación de Stella, de 69 años. Desde joven, cuando se casó, que alquila. Tanto ella como su marido trabajaron siempre y en algún momento hasta creyeron que podrían cumplir el sueño de comprar una casa, pero no pudieron.
Su marido murió hace unos años, su hijo se independizó y ella se tuvo que mudar a una pieza en Villa Pueyrredón, donde ni siquiera cuenta con agua caliente. “Me tengo que ir a bañar a lo de mi hijo o a lo de una amiga”, se angustia.
Es que las cuentas para conseguir algo mejor no le cierran. Cobra la jubilación mínima y por esa pieza paga 130 mil pesos por mes. El resto apenas si le alcanza para comer.
El sueño de la casa propia ya se esfumó para siempre. Lo que vive ahora es una amarga pesadilla.
Comentarios