Daniela tiene 36 años y hace seis que vino a vivir a capital en búsqueda de un futuro mejor. Siempre trabajo haciendo changas y nunca había tenido un trabajo formal. A través de una organización social logró acceder al plan Potenciar Trabajo. Hace unos meses en la asamblea barrial donde participa, les contaron que existía la posibilidad de inscribirse en una bolsa de trabajo para acceder a trabajo en blanco en distintas empresas. Junto con otros 20 de sus compañeros se anotaron para participar y 5 de ellos fueron llamados para sumarse a trabajar en una empresa textil en Soldati. Allí le enseñaron a utilizar las máquinas y hoy es una de los 60 empleados de Textilcom que pasaron del plan social al trabajo genuino. Cuenta que cuando se lo contó a sus compañeros de la organización la alegría y la esperanza fue contagiosa y muchos le preguntaban si sabía cuándo iban a abrir nuevas oportunidades para como ella pasar al trabajo formal. El paso del plan al trabajo le permite acceder a una obra social y aportar a su jubilación, además de a un mayor ingreso con el que puede aportar para el alquiler de la casa donde vive con su pareja e hijos.
Carlos Vilariño, dueño de la empresa, explica que se encontró con la dificultad de conseguir empleados calificados para las tareas que requería una industria en expansión. Es por eso que decidió formar una escuela de oficio y coordinar con el ministerio de desarrollo social para capacitar y tomar como empleados a los beneficiarios de los planes sociales de forma de transformar los planes en trabajo genuino. Reconoce que aunque en esta primera parte, el balance es muy positivo, del total de beneficiarios que convocó un poco más de un tercio efectivamente se sumó a la propuesta. La de Carlos fue la primera en llevarlo a cabo pero luego de él otras empresas también siguieron su camino y comenzaron a sumar empleados en coordinación con el ministerio.
Actualmente hay 1.270.000 personas que perciben el plan Potenciar Trabajo. A cambio deben realizar algún tipo de contraprestación en unidades ejecutoras, coordinadas por las organizaciones sociales. Estas pueden ser desde tareas comunitarias hasta la formación de cooperativas y emprendimientos productivos. El plan equivalente al 50% de un salario mínimo vital y móvil, hoy representa $19470. El paso del plan al trabajo en blanco significa para ellos un incremento de por lo menos el doble en sus ingresos, el acceso a una obra social y aportes jubilatorios, además del componente emocional que implica “ganarse el pan” con su propio esfuerzo.
Para incentivar a las empresas a que contraten personal proveniente de los planes sociales, durante el primer año el estado continúa pagando el equivalente al plan social y la empresa paga el restante para completar el sueldo de convenio. Además, quienes empleen a los beneficiarios pueden deducir ante la AFIP hasta el 95% de las cargas patronales sobre esos empleados. Según la información oficial de Desarrollo Social, en el último año 38.146 personas cambiaron los planes sociales por trabajo.
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