Con el decreto presidencial la ley de alquileres que tanta polémica había desatado perdió vigencia. Algunos lo vivieron con alivio, pero hay inquilinos que sienten que su odisea no se termina. Ahora deben lidiar con contratos más cortos, ajustes por inflación y hasta pagos en dólares.
Carlos hace 16 años que alquila un departamento en Caballito. Hasta el 31 de diciembre tenía un contrato con la ley anterior. Era por tres años y en pesos. Ahora, después de negociar una renovación con el dueño, pactaron un año de contrato y pagos en dólares.
“Es un riesgo, pero lo acepté porque creo que tal vez la inflación va a ser más que lo que aumente el dólar. Por las dudas le pedí al dueño que no sea a largo plazo para ver cómo evoluciona todo”, cuenta Carlos.
Nadia, en cambio, seguirá pagando en pesos, pero el propietario le exigió ajustes trimestrales y por inflación. “Era esto o ir a vivir debajo de un puente”, dice Nadia sin poder contener la angustia.
No sabe cómo va a hacer para pagar en tres meses si los precios siguen en alza. La cuenta que hace es muy simple: sus ingresos siempre van atrás de la inflación.
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