Son muchos los jubilados que trabajaron toda la vida y no pudieron acceder a la casa propia. Siempre tuvieron que alquilar. Pero ahora, con los aumentos, hay quienes ni siquiera eso pueden. Y se ven obligados a mudarse a un geriátrico público.
Es lo que le pasa a Ricardo, quien tiene 65 años y empezó a trabajar a los 12 en su Santa Fe natal. Hasta hace un mes y medio vivía en la pieza de un hotel de La Boca. Pero le llegó un aumento de 100 mil pesos y no pudo pagar más.
Pensó que su destino sería vivir en la calle. Finalmente encontró lugar en uno de los cuatro hogares para adultos mayores que tiene la ciudad de Buenos Aires: el hogar Rawson, en Barracas.
“El lugar está muy bien. Hay mucho verde, nos dan las cuatro comidas, tenemos controles médicos y es todo gratis. Pero no hay como te tener tu propio espacio”, cuenta Ricardo.
La historia de Héctor es parecida. Tiene 82 años y vivió toda su vida en Paternal. Pero el aumento del alquiler de su departamento lo obligó a mudarse al Rawson.
“Era comer o pagar el alquiler”, dice. "Acá estoy maravillosamente bien atendido, pero no es lo mismo. No es mi casa", se lamenta.
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