Un día antes, y con un simple papel pegado en el parabrisas de los colectivos, miles de pasajeros se enteraron de que la línea 421, que unía Lomas de Zamora con Avellaneda, dejaba de funcionar. Pero lo peor no es la forma. Lo peor es que ahora se quedaron sin su principal medio de transporte. Y por eso reclaman una urgente solución.
La medida fue tomada por la empresa Dota. ¿El argumento? Que la línea no le era redituable. “Con el cambio en los subsidios que dispuso el ministerio de Transporte de la Nación estábamos trabajando a pérdida”, dicen.
En el medio quedaron los pasajeros. Leonardo vive en Lanús. Para ir a trabajar todos los días tomaba el colectivo 421. Ahora no le quedó otra opción que usar su auto. “El problema es que se me va casi la mitad de mi sueldo con nafta”, se indigna.
Karina usaba el 421 para llevar a su hijo a la escuela. Pero desde que el 19 de marzo pasado dejó de circular tiene que levantarse una hora más temprano y tomar dos colectivos: el 31 y el 85.
Por eso perdió su trabajo en Capital. “Es que no llego a horario y no me quedó otra que renunciar. Esto me arruinó”, se angustia.
Y así las historias se repiten por miles en Lanús, Avellaneda y Lomas de Zamora.
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