Flavia tiene 40 años y desde hace 10 maneja un colectivo de línea. Frente a la crisis muchas personas le piden viajar sin abonar el pasaje del colectivo. Pero para ella no es algo sencillo ya que los conductores y conductoras son permanentemente supervisados para que realicen bien su trabajo, sin dejar que nadie viaje gratis. Si no lo hacen, son sancionados.
Entre los viajeros que cada día suben al colectivo se encuentra con Rosita, de 84 años, que no le alcanza la jubilación y cuando tiene que ir al médico, le pide subir sin pagar a Flavia. Ella se apiada pero sabe que pone en riesgo su trabajo.
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