Familia de Ladrones: robos, estafas y crimen

En el conurbano bonaerense, una banda criminal operaba con una impunidad y sofisticación que sorprende a propios y extraños. La organización, liderada por Sergio Javier Van Damme y Gloria Isabel Benítez, ambos de 44 años, se dedicaba al robo, adulteración y reventa de camionetas de alta gama. A pesar de estar presos desde 2021-2022, la pareja logró seguir operando desde las cárceles de Sierra Chica y Merlo respectivamente.

La policía, tras una exhaustiva investigación, logró secuestrar una gran cantidad de elementos utilizados para la adulteración de vehículos. Entre los objetos incautados se encontraban punzones para marcar números nuevos en los chasis y motores, amoladoras, perforadoras y hasta impresoras de alta calidad para falsificar documentos y patentes.

La banda operaba de manera meticulosa. Identificaban las camionetas, las robaban, y luego les limaban la numeración original. Con la ayuda de un gestor, blanqueaban los vehículos, duplicaban las patentes y finalmente las enviaban al litoral, donde eran cruzadas hacia Paraguay. La operación incluía hasta un chofer que transportaba las camionetas en un camión mosquito, evitando así cualquier control policial en ruta.

Los audios interceptados por la policía revelan la organización y coordinación interna de la banda. En uno de los audios, un miembro de la banda llama al jefe, Sergio Javier Van Damme, para recibir instrucciones sobre cómo adulterar una camioneta: Escúchame, ya borrás, con el minitorno ese, despacito, despacito, solo los números que está en las puertas y en los campos y eso. Y después le pasás un poquito de 360 con agua y ahí lo pintás.

Por su parte, Gloria Isabel Benítez, desde la cárcel de Merlo, se encargaba del diseño de las patentes. En otro audio, se la escucha coordinar con un diseñador para perfeccionar las falsificaciones: Eh, Paulito, buen día. Disculpa que te joda, escuchame, Pablo. ¿Sabes lo que necesito que me hagas de nuevo? ¿Viste la tira de D, de duplicado? Las negras. Si las tenés con letra, sería un golazo.

La sofisticación de la banda era tal que lograban engañar incluso a compradores de buena fe. Los vehículos robados, con sus nuevas patentes y documentos, parecían completamente legales. Sin embargo, tarde o temprano, los compradores se enteraban de la verdad cuando eran detenidos en controles policiales.