Una historia de amor que quedó partida por la tragedia. Una historia de amor que surgió en medio del dolor. Ana vivió una revolución en aquel dramático abril del 2013 en que una tormenta dejó a una gran parte de La Plata bajo el agua. Ella perdió a su marido y apenas unas horas más tarde se enteró que iba a ser mamá.
Ana y Javier se conocieron en una fiesta que se hizo en su barrio, en La Plata. Desde ese día empezaron a estar juntos. Javier era futbolista y cuando quedó libre en Estudiantes se fue a jugar a Gimnasia y Tiro de Salta. Ya habían tenido dos hijos Santino y Benjamín, Ana los cuidaba en su casa mientras Javier trabajaba.
Fue el 2 de abril del 2013, cuando todo se sacudió. Una inundación histórica, que se cobró 89 vidas y Javier fue una de ellas. Había salido de su casa para ir a ayudar a sus padres, logró sacar a su mamá y la llevó a su casa. Pero había quedado su padre y volvió a buscarlo pero nunca regresó.
Las horas pasaban y Javier no volvía. Ana empezó a preocuparse. Pasó toda la noche sin tener novedades y a la mañana siguiente salió de su casa a buscar noticias, pero se encontró con la peor.
Como pudo, juntó sus pedazos y se puso al frente de la familia, lo que nunca se imaginó es lo que seguiría en su historia. Venía teniendo pérdidas y cuando su doctora la llamó para saludarla por el fallecimiento de Javier se lo comentó y fue a hacer la consulta. Había una razón para eso que le estaba pasando, estaba embarazada de 3 meses, sin Javier y sola con sus dos hijos. Al principio sintió desesperación y mucho enojo, pero si podía con dos iba a poder con tres.
A los 6 meses nació Javi, lo llamó así en honor a su papá. A Ana le cambió la vida, pudo salir del enojo y empezar a disfrutar junto a sus hijos.
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