Portada  |  08 julio 2024

Historias Únicas: "48 horas colgado de la montaña"

Tenía casi todo aunque eso fuera una jaula de oro. Su primera maratón le cambió la manera de ver su vida: quedó colgado del cerro Champaquí en Córdoba. Gisele Sousa Dias revive la odisea de Cristian.

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Cristian estaba por cumplir 50 años, era gerente de un banco. A la vista de todos un buen pasar económico y un trabajo que todos quisieran tener. Pero él se sentía atrapado en una jaula de oro. 

Uno de sus hobbies era salir a correr, lo hacía de forma aficionada, pero lo apasionaba. 

Un amigo lo invita a correr una maratón en el cerro Champaquí, en Córdoba. Cristian aceptó y allá fueron.

La carrera arrancó y fueron juntos un tramo, pero en un determinado momento se separaron. Cristian venía muy bien posicionado, se había hecho de noche y quería llegar a la meta. Había una luz que debía encontrar en el camino, pero no la vio y se fue metiendo en un bosque espeso, en vez de parar debía frenar y volver pero siguió tratando de encontrar la salida hasta que llegó a un camino muy escarpado, sintió que se estaba cayendo pero no veía donde. De repente llegó a una base donde quedó sentado. Estaba muy oscuro, no había luna y había perdido la linterna en la caída, no veía nada. Espero a que sea de día para poder encontrar una salida, cuando empezó a clarear vio que estaba sentado en una repisa que salía de la ladera de la montaña a 100 metros del piso. No había forma de salir de ahí.

Sabía que lo iban a buscar, pero cuándo y cómo eran las preguntas que se hacía. Quien iba a buscar en la pared de una montaña...

Pasó todo ese día tocando el silbato y pidiendo auxilio, pero nadie lo escucho y volvió a llegar la noche.

El frío, el cansancio, el miedo a que no lo encuentren empezó a crecer minuto tras minuto. Pasó otra noche más en la montaña, mucho más difícil que la anterior. 

A la mañana, cuando empezó a escuchar el ruido de los helicópteros descubrió que había una nube sobre la montaña, nadie lo iba a ver, ni siquiera él podía ver sus propias manos. La angustia iba aumentando, las fuerzas ya no eran las mismas, no quería pasar otra noche más. 

De repente la nube se corre y ve a lo lejos a un baqueano que estaba con su perro, Felipe.

El perro había escuchado el silbato, lo habían encontrado a tiempo, gracias a eso lograron rescatarlo de la montaña con vida

Cristian no volvió a ser el mismo, pero al año siguiente volvió a correr la misma maratón y está vez si logró llegar a la meta.

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