Brenda se encontró con el consumo de cocaína siendo muy chica. En su casa era común ver droga, su mamá la vendía y varios en su casa la consumían. Tenía 11 hermanos, sus hermanas más grandes la cuidaban mientras su mamá había caído presa.
Ella iba al colegio, le encantaba, pero no pudo terminar. Empezó a vender cocaína y a encerrarse en su casa. Sus amigas iban a buscarla, pero ella tenía que trabajar y seguir consumiendo.
Conoció a un amigo de sus hermanos, bastante mayor que ella, la escuchaba, aunque él también consumía y en esa oscuridad se acompañaban. Al tiempo quedó embarazada de su primera hija, siguieron dos hijos más, pero nunca dejó de consumir ni en los embarazos ni posteriormente.
Cada día estaba más metida en el consumo, más atravesada por la oscuridad y su adicción. Hasta que llegó su cuarto hijo, Juan.
El bebé nació, le hicieron un análisis y le detectaron cocaína en sangre. La denunciaron y le dictaron una medida de abrigo a su hijo. Durante dos meses Brenda seguía yendo a verlo y darle la mamadera todos los días, pero un día llegó y Juan ya no estaba en su cuna, había sido trasladado a una familia de abrigo.
Ese fue el quiebre para que Brenda se interne con sus hijos y se pueda rehabilitar, mientras tanto Raquel y su familia cuidaron a Juan.
La recuperación tardó un año, en el que Brenda no supo nada de Juan, durante ese tiempo creció sin tener contacto con su mamá. La justicia había determinado que todavía no era momento para que se encuentren, recién cuando Juan tuvo cuatro años una jueza le permitió empezar la Revinculación.
El día llegó, Brenda y Juan se estaban viendo después de mucho tiempo. Fueron conociéndose, Raquel también los fue ayudando y le fueron explicando que era lo que había pasado con su mamá. Le contaron que estaba enferma y que le llevó un tiempo recuperarse para poder cuidarlo.
Hoy Brenda recuperó a Juan y está aprendiendo a ser mamá con la ayuda de Raquel y el acompañamiento de sus 5 hijos.
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