Kike nació en Tucumán, su mamá lo dejó en un hogar de niños. Ricardo también vivía en aquel hogar. Se llevaban 17 días de diferencia y dormían uno al lado del otro. Sus cunas estaban pegadas y desde muy bebés se sentían cerca.
El tiempo pasó y Ricardo fue adoptado por una pareja de Casilda, en Santa Fe. Hasta allí se fueron con su nuevo hijo.
Kike quedó solo en el hogar, sin el vecino de cuna, todavía no estaba en condiciones de ser adoptado. Unos meses después llegó una familia que fue a buscar a aquel bebé. Su mamá recuerda que la abrazo en el momento que la vio y ya nunca la volvió a soltar. Kike y su familia también fueron a vivir a Casilda.
Los padres de Kike lo presentaron en todo el pueblo y también fueron a la casa de la familia de Ricardo, sabiendo que ellos habían adoptado a un bebé en el mismo hogar.
Cuando llegan a la casa los papás de Ricardo ven a ese bebé y al instante lo reconocen, era el bebé de la cuna de al lado de su hijo. Era el bebé al que el papá de Ricardo había tenido a upa porque estaba enfermo.
Ricardo tenía un poquito más de un año, pero al verlo lo abrazo muy fuerte y desde aquel día nunca más se separaron.
Pasaron juntos toda la vida, crecieron viviendo a 7 cuadras de distancia y sus padres se hicieron tan amigos que hoy se consideran familia.
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