Portada  |  26 septiembre 2025

Las promociones se volvieron una obligación para mantener las ventas: "Es la única manera"

Con la caída del consumo a muchos comerciantes no les quedó otra alternativa que convertirse en especialistas en promociones. La ecuación es simple: si no las hacen, no venden.

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Claudio, dueño del Parrillón de Versalles, tomó una decisión tan drástica como riesgosa. El 15 de julio congeló los precios hasta el 1 de diciembre.

Estoy ganando lo mínimo, pero gracias a esto logré recuperar la mitad de los clientes que había perdido en el último tiempo”, cuenta.

En el caso de Martín, dueño de la carnicería Amancay, de Villa Adelina, tuvo que incorporar promociones en casi todos los cortes de carne.

Por ejemplo, comprando cuatro kilos de espinazo hace un 65% de descuento, dos kilos de picada un 20% y tres kilos de pata muslo de pollo, 30%.

Y ahora acaba de lanzar una nueva. “La promo siesta”. Quienes compren nalga entre las 2 y las 4 de la tarde tienen una rebaja del 5%.

En su rubro, Sebastián, dueño del local de ropa Island, en Hudson, vive la misma situación. Todas las semanas renueva sus promociones.

“Es todo un trabajo pensar algo nuevo todo el tiempo. Pero es la única manera de vender”, asegura.

La última oferta que se le ocurrió es que quienes lleven un jean usado -no importa su estado- reciban una bonificación de 20 mil pesos para comprar uno nuevo.

Es los que les está pasando a cada vez más comerciantes. Ya no solo venden los productos de su rubro. Ahora, también, venden promociones.

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