Susana Cáceres tenía 42 años, era madre de cuatro hijos, la menor tiene 1 año y medio. El 8 de noviembre pasado salió a las cuatro de la tarde en la casa que compartía con su mujer y su hija más chica ubicada en Moreno y nunca más volvió. Su cuerpo fue encontrado diez días después en un descampado ubicado entre el Camino del Buen Ayre y el Río Reconquista.
La búsqueda fue iniciada por sus familiares y después se sumó la fiscalía. Recorrieron el barrio, siguieron sus rastros, los lugares donde frecuentaba, hicieron rastrillajes en diferentes zonas, incluso uno realizado con perros en una cancha de fútbol arrojó un resultado positivo que horas después con el hallazgo del cuerpo se comprobó que era erróneo.
Tanto la opinión pública como la legal tuvo en la mira a dos hombres, uno es Alberto Peralta, el novio de Susana al momento de su muerte que a raíz de la investigación quedó detenido por portación de arma, pero no por algo relacionado al crimen. El otro es Ramón Lescano que estuvo detenido durante 25 días por ser considerado sospechoso por haber estado con su camioneta el día del asesinato a metros de dónde fue encontrado el cuerpo días más tarde. Quedó en libertad debido a que la fiscalía no pudo encontrar pruebas en su contra más que la de haber coincidido en tiempo y espacio.
Al día de hoy, el femicidio está impune, no tiene ningún detenido ni sospechoso.
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