Mariana e Iván de chicos tuvieron sus primeros episodios de sonambulismo cuando eran niños. Y si bien los especialistas coinciden que en la mayoría de los casos el sonambulismo desaparece a medida que la persona se hace adulta, en algunos casos los episodios pueden acompañarlos para toda la vida. Mariana e Iván conviven hace tres décadas con el sonambulismo.
Iván es de Mar del Plata y luego de un hecho de inseguridad decidió poner una cámara de seguridad. Pero en lugar de registrar ladrones, las cámaras sirvieron para captar sus aventuras como sonámbulo por la casa. Y tampoco es el único sonámbulo en el domicilio, su hija comparte caminatas nocturnas por la vivienda. Es que el sonambulismo tiene una carga hereditaria y es muy común que los hijos de los sonámbulos también lo sean.
Mariana es sonámbula desde que tiene uso de razón, siempre fue para ella algo divertido, pero con el paso de los años comenzó a molestarle. En búsqueda de dormir incómoda para tratar de evitar el sonambulismo, instalo una cámara de seguridad apuntando a su cama. La estrategia no sirvió y esa misma noche tuvo 3 episodios. Sus videos de sus noches sonámbulas le sacan una sonrisa por las mañanas y decidió compartir algunos en su canal de tiktok, donde algunos se sorprendieron al ver que tenía los ojos abiertos y no extendía los brazos como en las películas.
La Dra. Mirta Averbuch explica que esa imagen en verdad no existe en el sonambulismo y que lo que diferencia a simple vista a un sonámbulo de un despierto es que el primero suele tener la mirada perdida. Al punto tal que algún desprevenido podría no darse cuenta de que esta interactuando con una persona que está profundamente dormida.
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