La guerra entre las bandas narco de Rosario se libra en las calles. Pero muchas veces se dirige desde las cárceles. Por eso, según las autoridades, el trabajo social de los pastores evangélicos con los presos ayudó mucho a bajar la tasa de homicidios.
El pastor Oscar Sensini maneja varios pabellones evangélicos de diferentes penales. Está acostumbrado a tratar con toda clase de presos. Incluso con sicarios y líderes de bandas ligadas al narcotráfico.
“Yo igual no le pregunto a nadie por qué está. Lo único que me importa es llevar la palabra de Dios. Pero sí, he visto a muchos cambiar su vida y alejarse del delito gracias a la fe”, sostiene.
Uno de ellos es Oscar. Ex integrante de la barra brava de Central, confiesa que mató por encargo. Tuvo autos, casas, joyas y mucho dinero. Pero cayó preso y perdió todo. “Gané algo mucho más importante -asegura-. La paz conmigo mismo a través de Dios”.
Una historia parecida es la de Cristian. También está preso por homicidio. Y también mató por dinero. Le quedan muchos años de cárcel por delante, pero su vida ya no es la misma.
Y explica por qué: “Antes mi guía era San La Muerte. Cada vez que mataba yo le entregaba mi alma a él. Ahora mis guías son Dios y La Biblia”.
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