Los alemanes votan este domingo en unas elecciones parlamentarias en las que la oposición conservadora es la gran favorita, tras una campaña sacudida por el regreso de Donald Trump al poder en Estados Unidos y el auge de la extrema derecha.
Los comicios dotarán a la primera potencia europea de nuevos representantes legislativos, que deberán afrontar los desafíos que sacuden su modelo de prosperidad e inquietan a la población.
"Estamos atravesando un período muy incierto", señaló Daniel Hofmann, un urbanista de 62 años, a la salida de un colegio electoral en Berlín.
El país necesita "un cambio, una transformación", declaró el hombre, que afirmó estar preocupado por la "seguridad europea" en el contexto de la guerra en Ucrania.
El próximo gobierno se enfrentará a la recesión económica, las amenazas de una guerra comercial con Washington, así como la puesta en duda del "paraguas" estadounidense sobre el que contaba Berlín para garantizar su seguridad.
"Envíen una señal a favor de un cambio político urgente y necesario", escribió en X el líder del grupo conservador CDU/CSU, Friedrich Merz.
Merz, un exabogado de negocios de 69 años, es el favorito para suceder al actual jefe de gobierno socialdemócrata, Olaf Scholz.
Los últimos sondeos le otorgan un resultado cercano al 30%, por lo que necesitará aliarse con al menos otro partido para formar gobierno.
El líder conservador, visiblemente tranquilo, votó en Arnsberg, en el oeste de Alemania, mientras que su rival socialdemócrata, con rostro más serio, lo hizo en Potsdam, cerca de Berlín.
Más de 59 millones de alemanes están llamados a votar hasta las 18H00 (17H00 GMT), hora a la que se esperan las primeras estimaciones de los sondeos a pie de urna.
A mediodía, las cifras de participación por regiones superaban, en algunos casos con creces, las de las anteriores elecciones.
Clima tenso
Según los sondeos, el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) podría duplicar su puntuación de las últimas legislativas y alcanzar alrededor del 20% de los votos.
Para Reinhardt Schumacher, que acudió a votar en Duisburgo, en el oeste industrial de Alemania, el ascenso de AfD "es una señal de alarma. Algo tiene que cambiar".
Este jubilado de 64 años se niega a votar por este partido "demasiado radical", pero señaló que no hay que "ignorar" las motivaciones de sus votantes.
La formación antiinmigración y prorrusa impuso sus temas durante la campaña, que se desarrolló en un clima tenso, pautado por varios ataques mortales llevados a cabo en las últimas semanas por extranjeros en el país.
El último se produjo el viernes. Un joven refugiado sirio es sospechoso de herir gravemente a un español en el Memorial del Holocausto en Berlín. Según las autoridades, quería "matar judíos".
También influyeron en la campañas los decretos y declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump y la injerencia de su entorno a favor de la extrema derecha.
El vicepresidente estadounidense JD Vance y el multimillonario Elon Musk, asesor de Trump, apoyaron a AfD, aumentando la visibilidad del partido de extrema derecha.
"¡AfD!", volvió a publicar Musk el sábado por la noche, en un mensaje acompañado de banderas alemanas.
Las elecciones anticipadas se celebran además en la víspera del tercer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, vivida como un shock en Alemania.
El conflicto puso fin al suministro de gas ruso y el país acogió a más de un millón de ucranianos. La perspectiva de una paz acordada entre Estados Unidos y Rusia "a espaldas" de Ucrania y de los europeos es otra de las preocupaciones.
Incertidumbre
Las distintas fuerzas políticas alemanas seguramente deberán formar una coalición para gobernar, lo que podría tardar semanas o meses.
Para ello, el bloque conservador CDU/CSU, que excluyó aliarse con AfD pese a un acercamiento parlamentario durante la campaña en el tema migratorio, deberá dirigirse al partido socialdemócrata (SPD).
La formación del canciller Scholz quedaría en tercer lugar, con un 15% de los votos según los sondeos, lo que supondría su peor resultado de la posguerra y marcaría posiblemente el final de la carrera política del actual gobernante.
Pero antes, Scholz tendrá que asegurar la transición.
"Espero que la formación del gobierno esté terminada para Pascua", es decir el 20 de abril, dijo Friedrich Merz, un objetivo difícil de alcanzar si los dos partidos tuvieran que buscar un tercer socio.
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