Con el cierre de las mesas de sufragio, inició el conteo de votos manual, indicó una fuente del Tribunal Supremo Electoral a la AFP. Los primeros resultados de los sondeos a boca de urna se conocerán a las 20:00 locales.
Un país desabastecido de dólares y combustibles y con una inflación interanual de casi el 25%, la mayor en 17 años va a las urnas dispuesto a castigar al Movimiento Al Socialismo (MAS), que ha gobernado desde 2006, primero con Morales y luego con Luis Arce, hoy adversarios.
En la fría mañana de invierno en la capital no se registraban largas filas en los centros de votación. Al inicio de la jornada, era notoria la ausencia de votantes jóvenes.
Prácticamente empatados en las encuestas, ambos disputarían una segunda vuelta el 19 de octubre en un inédito duelo de derechas. El oficialista Eduardo del Castillo y el izquierdista y jefe del Senado, Andrónico Rodríguez, marchan rezagados.
Más de 7,9 millones de bolivianos están llamados a elegir entre ocho candidatos presidenciales y a renovar el Congreso de 166 miembros. El voto es obligatorio.
El cambio parece inminente ante la difícil situación económica que la mayoría achaca al gobierno de Arce.
Durante su administración, Bolivia, otrora rico productor de gas, y con importantes recursos de litio por explotar, casi agotó sus reservas en dólares en los onerosos subsidios a los combustibles que llegan a los 11,3 millones de habitantes.
Doria Medina y Quiroga encarnan el deseo de ruptura. Sus propuestas confluyen: implantar una economía de mercado y desmontar el modelo que implantó el MAS.
El primero promete un plan de choque de 100 días para combatir la escasez de combustible, de dólares y de algunos productos básicos. El empresario hizo fortuna en la industria del cemento, el sector hotelero y en el de las comidas rápidas.
Su rival es un conocido de la política. Quiroga fue mandatario entre 2001 y 2002, cuando siendo vicepresidente asumió el poder en reemplazo de Hugo Banzer, un exdictador de los 1970 que luego fue elegido democráticamente, pero renunció al enfermar de cáncer.
Anticipa un remezón: "Vamos a cambiar todo, absolutamente todo. Son 20 años perdidos".
Ambos fracasaron en más de un intento en llegar a la presidencia. También los junta su propósito de que Evo Morales rinda cuentas ante la justicia.
Morales, primer presidente indígena de Bolivia, que gobernó entre 2006 y 2019, intentó competir en esta elección por un cuarto mandato.
Un fallo se lo impidió al prohibir la reelección por más de una vez. Además, enfrenta una orden de detención por la presunta trata de una menor cuando era mandatario, acusación que él niega.
El líder cocalero, de 65 años, que durante su gestión logró reducir la pobreza y triplicar el PIB con su plan de nacionalizaciones, se peleó a muerte con Arce, lo que dinamitó al MAS.
Atrincherado en un pequeño poblado del Trópico de Cochabamba, bajo la protección de sus más leales, trata de evadir su detención. Desde allí promueve el voto nulo a falta de un candidato que apadrinar.
La derecha "es como una nueva voz y también es lo único que tenemos a la mano para salir de esto. No tenemos otra opción", resume Jazmin Aruquipa, una paceña de 21 años.
Los analistas también vaticinan el golpe de timón.
Foto: Martin Bernetti / AFP
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