Stephanie Packer tiene 33 años y sufre una enfermedad terminal. Hace dos años le diagnosticaron esclerodemia en 2012, una patología autoinmune crónica para la que no hay cura, y los médicos le dijeron que le quedaban tres años de vida.
Packer se puso en marcha para realizar el tratamiento, pero el seguro médico no sólo se negó a pagarle los medicamentos de la quimioterapia, sino que además le ofreció pastillas para un suicidio asistido.
"Quiero pasar hasta el último momento junto a mis hijos"
Stephanie es una joven de Estados Unidos, mamá de cuatro chicos, que tienen entre siete y trece años y busca dar revancha y vivir cuanto tiempo pueda. “Quiero que mis hijos vean que la muerte es parte de la vida”, explicó al sitio New York Post.
“Si todo el mundo tuviera un médico que lo cuidase, nadie se plantearía poner fin a su vida”
La mujer relató lo ocurrido en su página web, El viaje de Stephanie. Allí relató cómo fue que se enteró de la enfermedad y reflexionó. “La primera vez que un hijo mío se hizo daño fue cuando me di cuenta de que necesitarían a alguien”.
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