Jhon Jairo Velásquez, conocido como "Popeye", murió este jueves a los 57 años como consecuencia de un cáncer de estómago.
Nacido en el pueblo de Yarumal, noroeste de Colombia, en 1962, de padre comerciante, Popeye aseguraba haber crecido en un "entorno violento" en el cual se fascinó con "el olor a sangre".
Según contó en su libro biográfico, su amor por las armas comenzó durante su adolescencia al realizar cursos en la Marina y la Policía, antes de convertirse en una de las personas más cercanas a Pablo Emilio Escobar Gaviria.
Al servicio del líder del temible Cartel de Medellín, una organización criminal dedicada a exportar cocaína a los Estados Unidos y doblegar al Estado colombiano, contribuyó para que los narcos reinaran tranquilamente en Colombia y participó en los crímenes más atroces vinculados a Escobar.
Su apodo en el mundo del crimen, Popeye, fue adquirido en el Ejército por mentón sobresaliente parecido al del personaje de las caricaturas, que luego se operó.
En 1992, con 30 años, abandonó al capo narco para someterse a la justicia. Pasó 23 años en prisión y entre sus confesiones está la de haber suministrado el arma con la que mataron al candidato liberal a la presidencia Luis Carlos Galán en 1989.
También aseguró haber disparado contra el procurador Carlos Hoyos, asesinado en 1988, y participado en el secuestro del conservador Andrés Pastrana, quien fue elegido presidente en 1998.
En varias entrevistas, Popeye se jactó de haber asesinado con sus propias manos a "por lo menos 250 personas, quizás 300".
Sin embargo, testimonios de policías que lo persiguieron, de familiares de Escobar y de sus víctimas cuentan una versión diferente de su historia: la de un pistolero que infló su historia para alcanzar la fama.
La escritora Maritza Wills, quien relató la vida del sicario, dijo a la revista Soho que la mentira fue "la base de su personalidad". "Gran parte de los manuscritos que me enviaba a través de terceros refleja una historia un día y al otro día una versión complemente diferente", aseguró.
Ficción y realidad se mezclaron en la vida de uno de los últimos sicarios que sobrevivió a la muerte del gran capo colombiano de las drogas, abatido por la policía en diciembre de 1993.
El sicario del extinto Pablo Escobar creó un personaje que vendió libros, se hizo youtuber e inspiró a Netflix pero, sobre todo, causó un gran dolor en la época más oscura del narcotráfico en Colombia. Finalmente falleció custodiado por agentes carcelarios en el Instituto Nacional Cancerológico en Bogotá.
Fuente: AFP.
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