La Comisión de Investigación de las Organizaciones Unidas (ONU) dio a conocer un informe en el que detalla las violaciones que llevó a cabo el régimen de Bashar-al Assad en Siria durante el período comprendido entre el 2011 y el 2020.
Entre las acciones cometidas, el texto menciona detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones forzadas, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y violaciones al Derecho Internacional Humanitario.
Con el título: “Red de agonía: detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos en la República Árabe Siria”, el documento recopiló más de 2.000 testimonios, entre los que hay 550 entrevistas con sobrevivientes de estas torturas.
Entre marzo de 2011 y diciembre de 2020, los investigadores registraron abusos generalizados en los centros de detención sirios e hicieron hincapié en que estas prácticas se implementaron de forma sistemática y con conocimiento de las autoridades.
El informe detalla que en estos lugares quienes estaban privados de su libertad sufrían golpes constantes, electroshocks, suspensión por extremidades, quemaduras, y la negación a cuidados médicos.
También se refiere a técnicas como la utilización del “dulab”, en el que las víctimas eran obligadas a meterse dentro de neumáticos, y la "silla alemana" cuyo objetivo era provocar torsión extrema en el cuerpo.
Y a su vez, se les ordenaba imitar a animales, lamer el suelo o desnudarse frente a los guardias.
En las celdas había un promedio de 2,5 prisioneros por metro cuadrado, por lo que los reclusos convivían en espacios reducidos, sin agua potable ni suficientes alimentos al tiempo que los niños compartían celdas con adultos.
Muchos detenidos murieron a raíz del hambre, enfermedades o las torturas a las que fueron sometidos. Sus cadáveres permanecían durante días al lado de los prisioneros que aun estaban vivos.
NA
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