Un adolescente de 16 años mató a un niño e hirió a otras dos personas durante un ataque a una escuela en el sur de Brasil, informaron las autoridades este martes.
El supuesto agresor fue detenido por la policía, que investiga los motivos del crimen.
"Las víctimas del ataque fueron dos niños, una de 8 y otro de 9 años" que "no resistió a las heridas y falleció" luego de ser socorrido, dijo en una nota la policía civil del estado Rio Grande do Sul (sur).
Una profesora de 34 años también fue herida "al intentar intervenir en el ataque", que ocurrió en la escuela Maria Nascimento Giacomazzi en la ciudad de Estação, añadió.
La niña y la profesora heridas se encuentran estables, señaló la policía.
La policía no reveló el arma usada en el ataque, pero el alcalde de Estação, Geverson Zimmermann, dijo a la radio Uirapuru que las víctimas recibieron "puñaladas".
También señaló que el supuesto agresor era conocido por los profesores del colegio y había estado bajo "tratamiento psicológico".
El gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva expresó su solidaridad y determinó el envío de ayuda psicológica especializada en "violencia extrema" para la comunidad afectada, dijo en X el ministro de Educación, Camilo Santana.
"Lo que sucedió no puede ser naturalizado, relativizado u olvidado", escribió por su lado el gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, lamentando la "tragedia".
El alcalde de Estação dijo que la seguridad en las escuelas había sido reforzada en tiempos recientes, con más barreras y personal, tras un incremento de ataques en centros educativos.
En abril de 2023, cuatro niños de entre 4 y 7 años fueron asesinados en una guardería de Blumenau, en Santa Catarina (sur), por un hombre que los atacó con un hacha.
Dos meses después, dos adolescentes, de 16 y 17 años, murieron cuando un joven abrió fuego en su antigua escuela, en el estado de Paraná (sur).
El peor ataque registrado en un centro educativo en Brasil se produjo en 2011: 12 niños murieron cuando un hombre abrió fuego en su antigua escuela infantil en Realengo, un suburbio en Rio de Janeiro, antes de quitarse la vida.
AFP
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