Marcos tiene 23 años y es de Rawson provincia de Buenos Aires. Siempre le gustó el fútbol, desde muy chiquito. A los 18 años su padre lo llevó a probarse en el Club Deportivo de Chacabuco. Al padre le decían que su hijo era una promesa del fútbol. Allí se fue a probar y, aunque le fue bien, no le gustó y no quiso quedarse. Decidió volver a Rawson, pero la pasión por el fútbol nunca se apagó.
En este mundial, Marcos, pese a la negativa de su novia, prometió hacerse un tatuaje tremendo. Se estampó en la espalda los nombres de todos los jugadores y el del entrenador Lionel Scaloni.
Algunos jugadores de la selección le dieron "Me gusta" y le agradecieron en las redes. De sentirse una promesa pasó a cumplir con una promesa, una marca con locura pasional.
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