Graciela tiene marcas del tiempo vivido en su cuerpo. Ella es Graciela Carlozzi, una modelo de 67 años, desde muy jovencita años se puso prótesis mamarias para poder trabajar de modelo, desde Santa Fe vino a Buenos Aires y entendió que debía agregarse lolas. Hace 6 meses decidió sacarse las prótesis y está feliz por haberlo hecho.
"Vine hace 37 años a Buenos Aires. Empecé como una Lolita a los 13 años. Yo estaba decidida a hacer alta costura. No me sentía bien con lencería o trajes de baño. Yo dudaba porque venía del interior y cuando llegué a Buenos Aires me fue fácil porque no había tanto representante y caminando por la avenida Alvear entré a un local y me tomaron. Una vez que empecé ya fue sin parar", repasó Graciela sobre sus primeros pasos en el mundillo de la moda.
Fue entonces que sintió la presión por tener el cuerpo que la sociedad le exigía: "En ese momento no se aceptaba tener lolas chicas y yo pensé que por no tener lolas no me iban a querer y me decidí a operarme, era necesario. Tres veces las prótesis se rompieron, generalmente cada cierto tiempo alguna se rompe o se encapsula".
Pero con el tiempo, los implantes se volvieron un problema para ella: "Con la mamografía anual, descubrí que se había roto una y me decidí a sacármelas. Tenía miedo de saltar, de correr o de caerme y que se me rompiera"
"Hace menos de seis meses me saqué las prótesis y me siento feliz. Me veo bien, me ven bien, me felicitan y estoy contenta. Era una cuestión de imposición. Era un deseo patriarcal de mi época, ahora las mujeres tenemos decisión propia sobre tenerlas o no".
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