Portada  |  19 febrero 2018

El tiempo de las noticias: el desafío de seguir haciendo periodismo en televisión

En los albores de la segunda década del siglo XXI, el tiempo es un valor escaso: Ocho horas para dormir, ocho horas para trabajar, cuatro para comer, merendar desayunar y cenar, algunos minutos para amar y sólo unos pocos para VIVIR. Carpe Diem. Y en esos escasos minutos que quedan, le pedimos al público que se siente a ver televisión durante algo más de una hora en una pantalla que lo interpela sin más compromiso que el de tocar lo menos posible el control remoto. IMPOSIBLE.

Opinión

Por Mariano Besada @marianobesada

“Yo no miro televisión”. La frase, lapidaria, contundente y hasta espantosamente real, se clavó como un puñal en mi memoria docente. Hace unos meses, un alumno que nació el mismo año en que comencé a trabajar en la tele, la dijo con la soltura de quién tiene el mundo por delante y supone que la impunidad es un don eterno.

El debate duró todo el cuatrimestre, y se instaló en el aula como se viene emplazando en los canales, en la academia y en las redacciones. Mi respuesta inmediata, defensiva, y hasta como estrategia de contraataque, fue casi de sentido común. “Si ves videos en internet, en Facebook, en Instagram, en Twitter, en Netflix o en la plataforma que elijas, lo que estás viendo es televisión; sólo que no lo estás viendo en una pantalla de 42 pulgadas en el living de tu casa”. La reacción fue inmediata: “Eso no es televisión”.

Pude haber caído más bajo en la escala del sentido común y remitirme a la definición del diccionario de la RAE (TELEVISIÓN: “Sistema de transmisión de imágenes a distancia, que en la emisora se transforman en ondas electromagnéticas y se recuperan en el aparato receptor”); pero la estrategia de convencimiento tenía que ser más eficaz y menos anticuada para un millennial audaz y ávido de respuestas que no se suelen encontrar en las multipantallas.

Hace algo más de 20 años, en un aula con menos recursos tecnológicos y alumnos igual de desafiantes, los discursos que se instalaban sobre los medios de comunicación estaban más relacionados con el “qué” y no tanto con el “cómo”. Pero los tiempos cambian. Los docentes y los alumnos también.

El consumo de “televisión”, viene cayendo de manera estrepitosa desde hace años, y si no fuera por el mundial de Rusia, el 2018 sería el primer año en décadas que la inversión publicitaria digital escalaría al primer puesto del ranking. 

En los albores de la segunda década del siglo XXI, el tiempo es un valor escaso. Ocho horas para dormir, ocho horas para trabajar, cuatro para comer, merendar desayunar y cenar, algunos minutos para amar y sólo unos pocos para VIVIR. Carpe Diem. Y en esos escasos minutos que quedan, le pedimos al público que se siente a ver televisión durante algo más de una hora en una pantalla que lo interpela sin más compromiso que el de tocar lo menos posible el control remoto. IMPOSIBLE.

El consumo de “televisión”, (la que aquel alumno no ve) viene cayendo de manera estrepitosa desde hace años, y si no fuera por el mundial de Rusia, el 2018 sería el primer año en décadas que la inversión publicitaria digital escalaría al primer puesto del ranking. La profecía se cumplirá con seguridad en 2019. Sin público, no hay anunciantes. Sin anunciantes no hay industria.

Pese a todo, y sobre todo a la multiplicación de millennials que no la ven, la televisión sigue siendo uno de los lugares preferidos por las audiencias para buscar información. Sobre todo, cuando los grandes eventos se apoderan del interés colectivo.

Pero, siempre hay un pero, aún en los pronósticos más pesimistas, el consumo de información ha crecido de una manera incalculable. Y en un mundo donde el contenido es el REY, la información es la Emperatriz. Ahora bien: Qué, cómo, cuándo, dónde, cómo y por qué los ciudadanos eligen informarse. Y ahí es donde la paradoja de este texto empieza a tener sentido. Pese a todo, y sobre todo a la multiplicación de millennials que no la ven, la televisión sigue siendo uno de los lugares preferidos por las audiencias para buscar información. Sobre todo, cuando los grandes eventos se apoderan del interés colectivo.

Al mismo tiempo (seguimos hablando del tiempo), estamos frente a la encrucijada de las fake news. Unilever, uno de los principales anunciantes a nivel global, amenaza con retirar sus anuncios de Facebook y Google, porque, aseguran: “no podemos tener un entorno en el que nuestros consumidores no confían en lo que ven online”. 

Si los consumidores no confían en la información que circula sin tamiz en las redes sociales, y al mismo tiempo no terminan de abandonar a los noticieros como fuente de información, las chances de supervivencia de la TV que aquel alumno decía no ver, se incrementan. Sin embargo, la pregunta del millón es: ¿qué tipo de noticieros debemos construir para que los televidentes sigan confiando en la información audiovisual, formal y organizada?. La respuesta es la misma de siempre. Periodismo.

Ejercer el periodismo es más que publicar noticias. Es una forma de vida, y así lo entendemos en Telefe Noticias. Contamos historias. Reales, verdaderas, creíbles, humanas.

En un tiempo donde las primicias han dejado de ser las estrellas que dominaban el universo de la información como en épocas de las casi extintas agencias de noticias; en un país donde el noticiero de televisión sigue siendo un refugio de credibilidad; en un planeta donde la información es poder; el periodismo sigue siendo el mejor oficio del mundo.

Y para ejercerlo con honestidad y responsabilidad sólo necesitamos TIEMPO. Tiempo para pensar, para escribir, para preguntar, para buscar nuestras propias respuestas, para escuchar respuestas ajenas. Tiempo para leer, para conocer, para saber, para interesarse por los intereses del otro. Tiempo para producir, para crear, para creer. Tiempo para escribir estas líneas, que usted está leyendo en internet y con eso le resta TIEMPO a la Televisión que aquel alumno decía no ver más. Pero; démosle tiempo.

Mariano Besada es Productor Ejecutivo de Telefe Noticias.  

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